jueves, 25 de junio de 2015

El tiempo y el trabajo no es igual para todos.


Fte. P12. 24 de junio de 2015
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Rodrigo Moreno presenta su película Réimon

“Observé la relación del tiempo destinado al trabajo”

El director de El custodio y Un mundo misterioso sigue los pasos de una empleada doméstica en distintas casas, incluida una donde un grupo de estudio analiza El Capital, de Marx. “Es una película de ficción que toma elementos de lo real”, dice.

Por Oscar Ranzani
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Cuando Rodrigo Moreno conoció a Marcela Días comenzó a filmar su rutina cotidiana, sabiendo que la película tendría una estructura abierta.
En 2005, cuando Rodrigo Moreno terminó de filmar El custodio, donde Julio Chávez interpretaba a un agente de seguridad de un político, se quedó enganchado con la idea de hacer una película con “personal de servicio”. Entonces escribió una historia con una empleada doméstica como protagonista, pero después se vio frente a una encrucijada: ficcionalizar una historia de alguien de la clase obrera con una actriz de clase media le parecía una farsa. “No me gustaba esa idea que tiene el realismo”, señala el director en diálogo con Página/12. Descartó el proyecto, se concentró en otra película y en 2011 estrenó en la Berlinale Un mundo misterioso. Años después, le interesó la idea de centrarse en el tema del mundo del trabajo. Y comenzó a entrevistar a diversas empleadas domésticas reales, claro. Hasta que se topó con una mujer, Marcela Días, quien había sido empleada doméstica pero, por entonces, trabajaba como guardia de seguridad de un edificio. Moreno decidió comenzar a filmar su vida o, mejor dicho, acompañarla en sus días, pero casi sin un horizonte concreto. Pero el cineasta sí tenía claro que el proceso de trabajo tenía que ser abierto. “La estructura de producción fue mínima, no teníamos nada más que una cámara y un micrófono que nos prestó la Universidad del Cine. Y, entonces, el equipo fue un director de fotografía, una asistente de dirección (que también hizo sonido) y yo”, recuerda. Este es el germen de su tercer largometraje solista, Réimon, lanzado en el Festival de Rotterdam y en el Bafici y que a partir de mañana se convertirá en el primer estreno argentino en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín tras las refacciones en ese templo cinéfilo que demoraron más de un año y que mostraron una gran ineficacia por parte del Gobierno de la Ciudad en cumplir con los plazos establecidos originalmente para reacondicionarlo.
Réimon acompaña los días de esta empleada doméstica que, según le contaba al cineasta, tardaba casi tres horas en llegar a su trabajo, entre tren, colectivo y caminatas y otro tanto para regresar a su casa en Florencio Varela. “Todo eso me pareció muy potente”, recuerda Moreno. “Y lo era en un sentido filosófico: la idea de alguien que destina casi todo su tiempo al trabajo. Y ese tiempo está dado no sólo por el trabajo en sí mismo, sino también por los traslados. Visualmente me atraía”, confiesa el director. En ese aspecto, Réimon tiene una cierta similitud con El custodio, por tener el ojo de un observador de una rutina. Pero uno de los realizadores del denominado Nuevo Cine Argentino fue por más: “Después apareció la parte de ficción que traje de aquel guión que había escrito años atrás: en una de las casas donde ella trabaja hay un grupo de estudiantes de Sociología o de Historia que se reúnen a leer El Capital, de Karl Marx”. A uno de ellos lo interpreta Esteban Bigliardi, que fue el protagonista de Un mundo misterioso, y que en esta película es la pareja de Cecilia Rainero. “Más allá de que Marcela no estaba trabajando como empleada doméstica, me interesaba que todo el encuentro con su trabajo y en los departamentos de clase media donde ella trabaja fuese ficción. Me gustaba recrear eso”, explica el director. Y esa contradicción entre la conciencia burguesa y la explotación laboral es uno de los tópicos de Réimon, que sigue la rutina cotidiana de esta empleada doméstica en clave de ficción observacional.
–¿Qué buscaba para el personaje que interpreta Marcela Días y cómo la eligió? –No sé si buscaba algo muy preciso. No es algo que podía planificar ni decir: “Estoy buscando tal tipo de personaje o tal psicología”. Hay algo del encuentro con el otro que sucede o no sucede y es algo del orden de lo misterioso.
–Y de lo intuitivo, ¿no? –Claro, hay energías que no tienen nombre. Ella me pareció un personaje muy pudoroso, por un lado. Y, paradójicamente, muy abierto a hacer una película. A la vez, ella tiene una elegancia que se corre del estereotipo de alguien de la clase baja, de la clase obrera que trabaja como empleada doméstica. La película no contó con vestuarista. Por lo tanto, el vestuario que utiliza Réimon (así la llaman sus empleadores) es el de Marcela. Ella usa sombreros como si fuese Woody Allen. Es un personaje muy particular en ese sentido. Y filmándola a ella me di cuenta de que el espíritu aristocrático no es una cuestión de clase, sino precisamente un espíritu. Y, entonces, me atrajo. Fue algo que fui descubriendo. Y también me gustaba la idea de que el equipo de rodaje no fuese una intromisión en su vida, sino que la acompañáramos en algunos momentos en su casa; en otros, en sus traslados (algunos son reales y otros fueron recreados). Por eso, la película está parada en un punto muy confuso entre el documental y la ficción. Claramente es una película de ficción, pero que toma elementos de lo real.
–A algunos documentales se los denomina “de observación”. Usted parece haber realizado una ficción “de observación”. ¿La definiría así? –Es una mezcla de documental de observación, de ficción deliberada y de ensayo. Es ficción porque las situaciones que allí suceden no están tomadas de la vida real, salvo algunos momentos concretos en la casa de Réimon. Pero claramente Marcela no se llama Ramona ni le dicen Réimon. No es que exista como personaje, salvo en la película, lo cual es un hecho de ficción. Y digo ensayístico porque la película no tiende a construir una dramaturgia en donde haya pulsiones, juegos o intrigas, sino que más bien se para en tratar de observar el encuentro filoso entre las clases sociales, a la vez que se hace una reflexión sobre el tiempo que le destinamos al trabajo.
–Y esa tensión entre la clase baja y la clase media la aborda de una manera más bien sutil... –Sí, claro. No me interesaba mostrar al de la clase media como alguien malo y al de la clase baja como alguien bueno. Para nada. La idea era contar la dificultad de ese encuentro antes que generar una conclusión sobre el mismo. Y también tiene que ver con mi propia dificultad como miembro de la clase media que filma a alguien de la clase baja. En la película subyace permanentemente.
–¿Y esa mirada como miembro de la clase media tiene un tono de autocrítica? –La verdad es que no lo pienso desde lo que está mal y lo que está bien. Me interesa generar esa contradicción por el hecho de que es una ficción; o sea, gestarla, y no concluir nada. En todo caso, se completa con la mirada del espectador. No hay una intención de marcar nada. Simplemente hay contradicciones. Y las contradicciones no están ni bien ni mal: son parte del género humano. No me parece que haya que condenarlas: más bien hay una mirada de pregunta y de no saber muy bien qué sucede con todo eso. Yo no lo sé muy bien. Entonces, hago una película.
–En ese sentido, la lectura de El Capital es un hecho contradictorio en sí mismo porque lo estudian personas de clase media que tienen una empleada doméstica en su casa. –Bueno, eso es una contradicción que no me parece mal, en tanto pertenecen a la clase media y, de repente, son burgueses que quieren tener su casa medianamente limpia y contratan a una empleada doméstica que trabaja de eso. A la vez, tienen la curiosidad de estudiar un tratado económico que habla sobre eso y sobre otras cosas más. Obviamente, el contenido de ese texto habla de la situación que ellos mismos están protagonizando y, al mismo tiempo, la película está hablando de gente que tiene el tiempo para poder leer un texto y hay gente que no lo tiene, que no dispone de ese tiempo. Además, el texto me parece vital y muy importante. La primera vez que yo decidí incorporarlo fue porque dije: “Estoy contando una historia sobre la relación que tiene alguien con el trabajo y la lógica misma del trabajo y de la relación del tiempo destinado al trabajo. Entonces, démosle lugar a alguien que habló y escribió muy en serio y largamente sobre el tema”. Y ahí monté esa pequeña ficción con estos personajes. Pero me parece que esto también cumple una función, pero no es una función didáctica sino más bien filosófica y estética. Me interesaba también toda la estética que se desprende de El Capital, del marxismo y del cine en relación con eso. Alguien podría decir: “Eso puede ser didáctico y es una bajada de línea”. No es la idea.
–¿La película es también una reflexión sobre el mundo del trabajo? –Más que sobre el mundo del trabajo sobre la lógica del trabajo. Es una película centrada en el tiempo que nos requiere trabajar. Y digo “nos” porque también los que la hicimos nos ponemos, de alguna manera, en primer plano o en igualdad de situación frente al trabajo, porque al principio se declara cómo fue el proceso de producción de la película. Y eso me parecía que tenía que ser así.
–¿Por qué? –Me parecía que si yo estaba hablando del trabajo de alguien en una película que es un poco ensayística y que, de alguna manera, muestra sus costuras, casi tenía la obligación de decir cómo había sido nuestra relación, al momento de hacer la película, con el trabajo y con el tiempo destinado al trabajo. Y por supuesto, la relación entre dinero y tiempo. Entonces, al principio, se desglosa a través de una serie de textos las horas destinadas, pero no para enarbolar la idea del cine independiente sino para contar cómo fueron nuestras propias condiciones de trabajo. Si la película hubiese sido una producción de un millón o de tres millones de pesos, con apoyos oficiales y con coproducción, habría hecho lo mismo.
–Teniendo en cuenta la inexperiencia actoral de la protagonista, ¿cómo fue el trabajo de dirección? –En la medida en que no había grandes movimientos de ficción más que trabajar sobre ciertas acciones relativas a su trabajo, no me resultó difícil. El primer día de rodaje me demostró que no tenía ningún inconveniente frente a la cámara; es decir, no se amedrentaba ni hacía otra cosa que la que hacía cuando la cámara no estaba. Y la verdad es que eso también es un talento. Hay gente que tiene la capacidad de ignorar olímpicamente la presencia de una cámara y de una persona atrás de la cámara. En España se les dice “actores naturales”. Y me parece una buena definición. Yo creo que es una muy buena actriz natural. Y después, cuando la tuve que poner en relación con los demás actores, funcionó perfectamente. Tampoco yo tenía la intención de jugar las pasiones de ese personaje, porque ahí la película se hubiera puesto muy interpretativa.
–Buscó evitar la representación de la vida de la persona real, ¿no? –Exactamente. No era ésa la intención. Entonces lo que tuve que recrear de su propia vida fueron cosas mínimas como bajar una escalera y subirse al tren. Después, el tren que se tomaba era el que la llevaba a su casa en Florencio Varela. Lo que tenía que actuar ella era una necesidad: “Che, me tengo que ir a tomar el tren”.
–Réimon es el primer estreno argentino en la Lugones después de la refacción con una demora inexplicable. ¿Cómo analiza lo sucedido y cuáles son las expectativas? ¿Por qué decidió esperar para estrenar en esta sala? –Para mí, estrenar en la Lugones es un orgullo muy grande y me resulta también un orgullo que el director de programación haya decidido reinaugurar los ciclos de estrenos locales con Réimon. Decidí esperar porque siento que la película, al estrenarse allí, cobra un valor que no tendría en otras salas similares de la Ciudad, porque la Lugones tiene una condición cinéfila muy fuerte. Y para toda la gente que se formó –como yo mismo– en la Lugones siento que convoca a un público que puede tener un entendimiento importante con la película. Entonces, la esperé. Ibamos a estrenar el año pasado y después vino esta especie de catástrofe de parate irracional y absurdo. Y bueno, ahora veremos. Estamos contentos que ya tenemos el proyector. Y estoy súper contento con la posibilidad. Y, además, el día del estreno también se van a proyectar mis otras dos películas, El custodio y Un mundo misterioso. Y también eso muy positivo: será la primera vez que voy a ver tres trabajos míos en una misma sala y en un mismo día. Es un momento importante.
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jueves, 18 de junio de 2015

IMPORTANTE RECONOCIMIENTO A ARGENTINA CON LA DESIGNACION DE RAUL ZAFFARONI EN LA CIDH


Fte: Diario Página 12 - 17 de junio de 2015
Zaffaroni fue designado en el tribunal regional de derechos humanos

En la Corte Interamericana

Con el voto favorable de 18 Estados, el ex juez de la Corte fue elegido entre los nuevos integrantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. También designaron a Elizabeth Odio Benito y Patricio Pazmiño Freire y ratificaron a Eduardo Vio Grossi.

Por Irina Hauser
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Raúl Zaffaroni había sido postulado por el Estado argentino.

Pese a todos los intentos por minar su nombramiento, Raúl Zaffaroni será uno de los nuevos integrantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Así lo decidió la asamblea general de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde el ex juez supremo obtuvo los votos de 18 sobre 23 Estados. Se trata de un tribunal internacional clave en la protección de los derechos humanos en la región, que ayer renovaba cuatro de sus siete cargos. Sus fallos son una guía de interpretación obligatoria para los tribunales de cada país que suscribe el Pacto de San José de Costa Rica. Además del penalista, fueron designados la costarricense Elizabeth Odio Benito, Patricio Pazmiño Freire, de Ecuador, y consiguió la reelección Eduardo Vio Grossi. Todos ellos se acercaron al canciller Héctor Timerman para decirle que es un honor compartir su tarea en el tribunal con Zaffaroni y algunos mostraron su sorpresa por los comunicados y textos que buscaban desacreditarlo, vinculándolo con la última dictadura, en los días previos a la votación.

“Para nosotros, Zaffaroni es el mejor jurista argentino y un orgullo su designación, por su defensa del Estado de derecho y los derechos humanos. Hubo una campaña muy fuerte que se trasladó a Washington, que intentó instalar que trabajó para la dictadura y que pedía la libertad de los presos políticos, apoyada por los diarios Clarín y La Nación”, dijo Timerman a Página/12.

Como estos acontecimientos suelen atraer la participación de más de 400 organizaciones no gubernamentales que son observadoras de la OEA, en los días previos a la asamblea general circularon entre esos representantes de la sociedad civil gran cantidad de comunicados y noticias que señalaban a Zaffaroni como juez que juró por los estatutos de la dictadura, que liberó presos peligrosos y hasta ponían en duda la cantidad de títulos honoris causa en su haber. La mayoría eran anónimos, excepto –por ejemplo– el que firmó la ONG Usina de Justicia, que integran la filósofa Diana Cohen Agrest, la historiadora Ema Cibotti, el fiscal Ricardo Sáenz –referente del 18F– y Santiago Kovadloff, entre otros. Alguna presentación se hizo ante la secretaría general, pero no existe un mecanismo de impugnación de los candidatos. Pero se generó un revuelo tal que la embajadora Nilda Garré tuvo que explicar ante los delegados de las organizaciones que, por ejemplo, se usa con mala fe la expresión “presos políticos” para hablar de los represores condenados por delitos de lesa humanidad.

Zaffaroni fue postulado por el Estado argentino para integrar la Corte Interamericana cuando se supo que dejaría la Corte Suprema, al cumplir los 75 años, la edad jubilatoria que establece la Constitución. Lo habitual es que los nombres finales para integrar el tribunal surjan de negociaciones diplomáticas en las que se reparten cargos internacionales, aunque la trayectoria y prestigio internacional de los candidatos tienen fuerte peso.

Los representantes de los Estados –por lo general cancilleres– que asisten a la asamblea llegan a la sesión con su decisión en mente. Allí no hay debate. A cada uno le dan un papel con los nombres de los posibles jueces. Anotan, lo guardan en un sobre y votan. El sufragio es secreto. Los jueces duran seis años y pueden ser reelegidos una vez. No puede haber dos de un mismo país. Cuando les toque resolver un caso, no podrán intervenir en los que impliquen a su Estado de origen. El funcionamiento del tribunal no es permanente, se reúne para tratar casos, en cuatro períodos de sesiones al año.

Aunque la reunión en la OEA guarda cierta formalidad, ayer la jueza de Costa Rica, Odio Benito, desató una ovación. Integró el Tribunal Penal Internacional para los crímenes de la ex Yugoslavia, fue ministra y vicepresidenta. Obtuvo 20 votos, igual que el chileno Vio Grossi, reelecto. Pazmiño Freire, presidente de la Corte Constitucional de Ecuador, obtuvo 22 votos. El uruguayo Alberto Pérez Pérez no pudo renovar su mandato, con solo nueve apoyos. Estaban todos allí. Zaffaroni, no. Los mandatos se inician en enero.

Desde el público no hubo abucheos ni agravios personalizados. Sólo algunas personas con carteles blancos y letras de molde en negro con las leyendas “representatividad”, “independencia”, “paridad de género”. Un comunicado que difundieron el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional y otras organizaciones de la región destacó las “capacidades y experiencias” de los elegidos, reclamó un tema que fue eje de debates recientes: la falta de procedimientos públicos y participativos por parte de los Estados para la postulación de los candidatos a la Corte Interamericana.

Los fallos de la Corte Interamericana han sido determinantes en varios temas. Hubo una secuencia que impuso a los estados la obligación de investigar y sancionar las graves violaciones a los derechos humanos.

Recogidos por los tribunales argentinos, han permitido juzgar los crímenes de lesa humanidad, algo que las leyes de impunidad impedían. “Una serie de fallos vinculados con libertad de expresión, que marcaron estándares en materia de despenalización de la crítica pública, como el caso del periodista Eduardo Kimel; hubo jurisprudencia fundamental para limitar la justicia militar; otro tanto para definir el alcance de la prisión preventiva, como algo excepcional, y la doble instancia (de revisión de un fallo) como algo amplio, y existió un fallo muy importante que definió las obligaciones estatales en materia de femicidios”, explicó Andrea Pochak, quien litigó en decenas de casos ante el sistema interamericano, entre ellos el de Walter Bulacio, que llevó a reabrir el caso, y el de Kimel, que condujo a la despenalización de las calumnias e injurias. “La Corte Interamericana –agregó– tiene dos funciones: resuelve casos que antes tramitaron en la Comisión Interamericana (CIDH) y dicta opiniones sobre la interpretación de normas interamericanas.”

Para la CIDH fueron elegidas dos mujeres, Margarette May Macaulay (Jamaica) y Esmeralda Arosemena de Troitiño (Panamá), y Francisco Eguiguren Praeli (Perú) y Enrique Gil Botero (Colombia).

La semana pasada, cuando comenzaron los cuestionamientos, Zaffaroni dijo que fue juez de gobiernos militares “como muchos otros” y que lo que importa es “qué hicimos”. Dijo que se tergiversa el libro sobre derecho penal militar del que participó. La Cancillería lo elogió en un comunicado donde asegura que su presencia “fomentará una Corte Interamericana plenamente involucrada en la construcción de una región más justa, solidaria e inclusiva”.

miércoles, 17 de junio de 2015

RECONOCIMIENTO AL PROFESOR JUAN C. FERNANDEZ Madrid


Buenos Aires, 17 de junio de 2015

Homenaje al Profesor Juan Carlos Fernández Madrid

Se realizó en la fecha organizado por la Asociación de Abogados Laboralistas y al Colegio Público de Abogados de Capital Federal, y se llevó a cabo en este ultima entidad, con la participación de la Dra. Viviana Dobarro, Guillermo Pajoni, Luis Raffaghelli y León Piasek con la coordinación de la Dra. Mirta Torres Nieto, cerrando el mismo el Dr. Fernández Madrid. Luego se produjo un importante intervención de algunos asistentes como Mario Elfman, Roberto Pompa, David Duarte y otros colegas del fuero.
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"Siempre serán escasas las palabras dirigidas al reconocimiento de su enorme tarea como jurista, magistrado y catedrático de Derecho del Trabajo, evidenciada por enjundiosas Obras y Tratados; justas Sentencias y magistrales Clases en la academia, dotadas todas de fina sensibilidad y gran talento.
En mi caso he preferido referirme a mi propia experiencia, junto al Maestro hoy justificadamente homenajeado.
Es imposible olvidar, que en los álgidos momentos de nuestra historia dictatorial reciente - y de mi vida en particular - inicié la noble profesión de abogado y la defensa de causas laborales, apoyado en un libro de consulta permanente, inigualable obra: la Ley de Contrato de Trabajo comentada por Centeno, Fernández Madrid y Justo López.
Luego, conocí personalmente a Juan Carlos, junto a su esposa y notoria jurista Amanda Caubet, en unas recordadas Jornadas Nacionales organizadas por Laboralistas en 1986, en mi ciudad de origen, Necochea, en las que tuve el honor de presidir la comisión local.
Y recibí entonces de su parte un trato amable y cálido,  de amigo, percibiendo de inmediato su gran sencillez, virtudes inalterables, que pude constatar luego cotidianamente a partir de 2011, cuando la vida me premió al compartir con él y Graciela Craig, la histórica Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, la ardua tarea  de administrar justicia, y hacerlo de acuerdo a los principios del Derecho del Trabajo y la tutela de la persona que trabaja.
Fue en ese momento, de gran desafío profesional para mí, que Fernández Madrid me alentó siempre, con el elogio - quizás desmedido – de mis votos, pero que lo comprendí como un valioso gesto de ánimo, ante ese gran compromiso.
Por todo ello le expreso mi sincera gratitud.
Prefiero, hoy sin embargo, destacar el principal rasgo distintivo de Fernández Madrid: su indiscutible condición de maestro de la vida, además del Derecho.
Recuerdo haber aprendido una gran lección, cuando hace pocos meses me propuso reunir a un grupo de amigos y colegas para pensar temas actuales del Derecho, a lo que obviamente accedí, diciéndole que era importante incorporar jóvenes que tomen la antorcha porque dije…”nosotros estamos hechos”…y el respondió…”No Luis, nunca se está hecho en la vida”, una prueba de su pensamiento joven y para mí un envión en esa carrera evolutiva  de la vida.
Las máximas del maestro, aquellas expresadas bellamente por Gabriela Mistral, le caben perfectamente a Fernández Madrid, ya que su conducta siempre fue:
·       Saber y compartir
·       Simplificar los conocimientos sin quitarle su esencia…
·       De insistencia para alcanzar las metas, también en esa gran labor de difusión y formación en FAES, junto a Amanda.
·       De fervor para mantener la tarea y su resistencia al desencanto de épocas difíciles, sin rendirse ante la incomprensión, manteniendo su alegría, aún ante el olvido de los mismos a quien dirigía sus lecciones.
·       De sencillez no exenta de profundidad, sin complicaciones o banalidades  en su tarea cotidiana.
Fernández Madrid, hizo crecer con su labor - qué duda cabe - al Derecho del Trabajo continental, pero no lo hizo solo académicamente, sino que contribuyó a forjar sólidas herramientas de tutela de los hipo-suficientes, con efectos en la realidad, que es lo más relevante.
Y eso lo comprobé personalmente, en los últimos años de labor conjunta.
Pero además, Juan Carlos siempre educó para la vida,  demostrando en ello sus dos virtudes más notorias: la generosidad para compartir sus conocimientos y su infatigable labor para trasmitirlos a las nuevas generaciones, enseñándoles a amar el Derecho del Trabajo, garantizando la perennidad de los valores de la justicia social, que siempre profesó y practicó.
Como dijera Cicerón…”Una cosa es saber y otra, saber enseñar”...condición ésta última, ejercida por un formador prolífico como Juan Carlos.
Piero Calamandrei decía que…"il giudice è fatto uomo giusto"...el Juez es el derecho hecho hombre… afirmación que le cabe propiamente a Fernández Madrid, cuando de un Juez del Trabajo se habla.
Usted ha cumplido con creces su misión, ha predicado con el ejemplo y ¡sigue trabajando!...  ¡muchas gracias Maestro!"  

**  Palabras de Luis A. Raffaghelli en la oportunidad. 

martes, 16 de junio de 2015

Estado de los juicios por violación de los derechos humanos

Fte.P12 14.6.2015

Los juicios en números

La Procuraduría de Crímenes de Lesa humanidad elaboró un informe en el que se destaca que actualmente hay 458 expedientes en trámite o firmes (es decir, aquellos en los que se ha confirmado la sentencia a todos los imputados) en 16 jurisdicciones judiciales del país. El organismo que encabezan Jorge Auat y Carolina Varsky señala:

- Hay 2051 personas implicadas en causas por delitos de lesa humanidad en todo el país. Cerca de un tercio de los imputados han obtenido sentencia por estos delitos desde 2006.

- 592 fueron condenados.

- 53 fueron absueltos.

- 878 se encuentran actualmente procesados sin haber obtenido sentencia previamente.

En este contexto, 118 imputados (117 condenados y 1 absuelto) tienen su sentencia firme. En el caso de 90 condenados su sentencia fue confirmada por la Corte Suprema. Respecto de los 27 condenados restantes y el absuelto, la sentencia quedó firme en instancias previas, Casación o Tribunal Oral, por no ser recurrida por ninguna de las partes. Esto implica que hay 459 condenados y 51 absueltos que tienen su situación en revisión. El organismo sostiene que otro aspecto a considerar es que “a medida que transcurre el tiempo aumenta considerablemente el número de fallecidos, en particular porque se trata de un proceso de ‘justicia tardía’ en el que la mayoría de los imputados tienen edad avanzada”. Según sus registros, el 12 por ciento de los imputados han fallecido, 45 luego de ser sentenciados y 213 sin sentencia.

- 54 personas permanecen prófugas.

- 1046 son los detenidos (un 41 por ciento en prisión domiciliaria).

- 696 transitan los procesos en libertad.

Condena a los bombardeos de plaza de mayo!



RepDibujo de Rep - P.12 16.6.2015
 
A 60 años del ignominioso bombardeo gorila como parte de un plan económico civico militar oligárquico, para derrocar al gobierno popular democrático del General Perón rindo mi homenaje a ese pueblo de la plaza de mayo que recibió las bombas asesinas de esa furia homicida y arrebató la vida de alrededor de 500 argentinas y argentinos.

Tambien aquí MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA

Luis Raffaghelli

miércoles, 10 de junio de 2015

Ley Nacional y local consagran el dia del abogado laboralista





Ley Nº 27.115. Día del Abogado Laboralista.
Mediante Ley Nº 27.115 (B.O. 28-01-2015) se instituye el día 7 de julio como el “Día del Abogado Laboralista”, en homenaje a los abogados asesinados en lo que se conoció como “La noche de las corbatas” y de todos los letrados que, por luchar por la Democracia y la República sufrieron el mismo destino.
CONMEMORACIONES
Ley 27.115 (B.O. 28-01-2015)
Día del Abogado Laboralista.
Sancionada: Diciembre 17 de 2014
Promulgada de Hecho: Enero 20 de 2015
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:
ARTÍCULO 1º — Institúyase el día 7 de julio como el Día del Abogado Laboralista, en homenaje a los abogados asesinados en lo que se conoció como “La noche de las corbatas” y de todos los letrados que, por luchar por la Democracia y la República sufrieron el mismo destino.
ARTÍCULO 2º — Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS DIECISIETE DÍAS DEL MES DE DICIEMBRE DEL AÑO DOS MIL CATORCE.
— REGISTRADA BAJO EL Nº 27.115 —
JULIÁN A. DOMÍNGUEZ. — GERARDO ZAMORA. — Lucas Chedrese. — Juan H. Estrada.
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La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sanciona con fuerza de Ley
Artículo 1º.- Institúyase la fecha del 7 de julio, como día del abogado laboralista en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en homenaje al Dr. Norberto Centeno.
Artículo 2º.- Comuníquese, etc.
FRANCISCO TALENTO
JUAN MANUEL ALEMANY
LEY N° 1.278
Sanción: 25/03/2004
Promulgación:Decreto Nº 713/004 del 23/04/2004
Publicación:BOCBA N°1928 del 27/04/2004

domingo, 7 de junio de 2015

LUCIDO ENFOQUE SOBRE LA VIOLENCIA DE GENERO

 En estos dias la sociedad argentina volvio a expresarse y visibilizó la violencia de genero, el femicidio. Y fue una marcha masiva, que aporta también a una sociedad mas justa y democratica. A una democracia con más sustancia en todos los aspectos: culturales, políticos, económicos y sociales.
En definitiva esa presencia masiva de mujeres, jovenes y hombres contribuyen tambien a una sociedad con mas amor.
Suscribo el lucido analisis de Jose P. Feinmann en el tema y recomiendo su lectura.
Lo incluyo en mi blog por entender que tambien el movimiento de "ni una menos" es un aporte muy importante a la vigencia de los derechos humanos.

Luis A. Raffaghelli

Sobre el Eros y la violencia de género

 Por José Pablo Feinmann

fte: P12 - 7 de junio 2015

Freud, en el más profundo de sus libros, propone que la cultura surge de la represión de los instintos, que esa represión produce un malestar insoluble en las sociedades y que la historia se desarrolla en la modalidad de un antagonismo incesante entre los dos elementos constitutivos de la condición humana: la pulsión de muerte y el Eros. Entregado a un pesimismo que era el de los mejores sujetos de su tiempo (el ensayo es de 1930, sólo tres años antes de la llegada de Hitler a la Cancillería del Reich), termina por confesar el casi imposible triunfo de Eros sobre su enemigo: la pulsión de muerte. La que se establece entre Eros y pulsión de muerte no es una simple relación binaria. Los dos elementos están internamente sobredeterminados. Sin embargo, como tantos otros grandes pensadores, la propuesta es la de la lucha entre el Bien y el Mal. 

Eros es el Bien. Eros es el amor, la vida, la valoración de los otros. Eros es la lucha contra el sufrimiento y contra la violencia que lo provoca.

Entre los hombres y las mujeres que habitan este cascote que gira alrededor del sol son muchas las relaciones que se establecen dentro del campo del Eros. Eros es la fuerza del amor. El erotismo es el lazo que une a dos sujetos libres, a dos cuerpos sexuados, y hace de ellos una pareja, es decir: una dualidad que forma una unidad en la diferencia. El habitual concepto de pareja expresa eso y algo más: una pareja es la relación de dos seres parejos. El amor es una paridad consentida entre dos sujetos dispares. La pareja, sin embargo, es una ardua construcción. Los seres humanos no son parejos. Y menos los hombres y las mujeres. Pero el Eros impulsa un contrato formidable. El contrato del amor. Yo me entrego al Otro porque lo/la amo. Pero, ¿puedo entregarme por completo al Otro sin perder mi centro, mi identidad? La relación de amor requiere –para ser libre– que los dos sujetos de la paridad se entreguen al Otro sin dejar de ser ellos. Te amo, pero no me pierdo, no me anulo en vos. Te amo, y lo mejor que puede pasarte es que te ame desde mi libertad. Te amo, con mi cuerpo y con todo mi espíritu, que son uno en la pasión. Te amo y ese amor se expresa totalmente en el sexo, cuando el cuerpo vehiculiza toda mi riqueza y me entrego buscando perderme, llegar al éxtasis culminante y hasta perder mi principio individuationis, no ser yo, no tener centro, estallar en ese punto exquisito en que el placer, la muerte y la locura me llevan más allá de mí. Luego habré de retornar. Y te seguiré amando, pero sin perderme en vos.

La relación de pareja raramente es pareja. Siempre uno de los dos ama más al Otro de lo que éste la/lo ama. En el amor, el que menos ama es el que más domina. Hay uno/una que ama hasta perderse en el ser del Otro, del, precisamente, ser amado. El ser amado, el que recibe el amor del que se entrega más, manipula y domina. Ese polo de la pareja, el que se entrega menos, el que mira la relación desde otro lado, es el que la des–equilibra. La pareja sigue, pero se establece una relación de poder. Sobre todo si el que más ama acepta su subordinación, el dominio del Otro, que no necesita dejar de amar para imponer su dominio. Con amar menos le alcanza. La violencia de género surge cuando el hombre advierte que no logra imponer su dominio. Si no logra dominar porque la mujer que lo ama no lo ama totalmente, no se pierde en él, no se anula amándolo, construye un mundo propio, una subjetividad libre, impenetrable a sus preguntas, a sus pesquizas, buscará dominar golpeando.

Aun al costo de repetirnos busquemos precisar estas cuestiones. Bastará recordar que lo que se repite se piensa dos veces. El amor es la libre y apasionada enajenación de la libertad. Es libre porque es el compromiso que establezco con otra conciencia desde una situación sustantiva, lúcida, que nace desde mí y expresa mi autenticidad. Es apasionada porque no es un acto de la razón, o, al menos, no sólo de la razón, sino que exige el compromiso de las pasiones, y el compromiso del cuerpo, que las vehiculiza, expresándolas. En el amor mi libertad se enajena, porque toda relación de amor con otro ser implica una limitación de mi libertad absoluta. No obstante, es desde esa libertad absoluta que he decidido limitar mi conciencia entregándome a otro ser, que también se me entrega, y con el que establezco un juramento, el de amarnos, que nos limita a los dos, pero es también nuestra superación, nuestro ir más allá de nuestra condición solipcista, de nuestra soledad. Amar no es caer, no es enceguecer, no es entregarse a la irracionalidad. Se ama con todo lo que somos. Nuestro amor se construye, se arma, se trabaja con la pasión, la inteligencia, la paciencia y el laborioso, arduo, y deslumbrante conocimiento de la persona amada. Lejos de cegar, el amor es una fuerza de conocimiento. A nadie conoceré mejor que a la persona que amo, y a través de ese amor descubriré acaso las mejores cosas que ignoraba de mí. Y digo mejores porque somos mejores cuando amamos.

El amor es un pacto de dos libertades. Muchos le temen a esto. Creen que el pacto que implica el amor les hará perder la libertad. Pero la libertad está para usarla. Somos libres para, desde nuestra libertad, comprometernos, entregarnos. La más alta forma del compromiso y de la entrega es el amor, donde mi libertad se realiza y se enriquece con la libertad de la conciencia que se me entrega, libremente, para ser más plena junto a mí. 


No somos uno. Somos y seremos dos. Nuestro pacto está alimentado por la cotidiana renovación del juramento. Nadie se condena a amar ni a ser amado para siempre. Nuestra libertad pone a prueba y fortalece nuestro juramento. Así, el amor es un trabajo cotidiano. Sé que el ser que me ama dejará de hacerlo si dejo de ser el ser de quien se enamoró. Esto no significa que ya no habré de cambiar, sino que hay un pacto esencial que deberá permanecer a través de todos los cambios y aun las sorpresas de la existencia. Cada día seré otro, porque eso me permitirá sorprender, enriquecer al ser amado. Pero, a la vez, cada día seré el mismo porque no habré de traicionar el juramento primero. Hablamos, desde el primer día, un lenguaje que nos expresa a los dos. Ese lenguaje se habla con las palabras, con el cuerpo, con las ideas. Tiene la modalidad de la pasión, de la ternura y hasta de la agresividad. Es único y existe porque lo he creado junto al ser que amo. No es un lenguaje cristalizado, sino un lenguaje que incorpora –cada día– palabras nuevas. Cuando ya no existan las palabras nuevas, cuando el juramento esencial se realice por medio de las viejas palabras, infinitamente repetidas, el juramento será una áspera cosa y no una vivencia lúdica y palpitante. Ahí, el amor habrá muerto. Y cada uno se recluirá en la libertad triste, inútil, estéril, de los solitarios. El trabajo del amor, del amor entendido como creación constante, es sofocar esa posibilidad, impedirla por medio de la razón, de la pasión, de la inteligencia y la libertad.

Que nadie confunda agresividad con violencia. Los amantes pueden agredirse como se agreden los animales al entregarse al acto de la procreación. Los animales no aman. El amor es el acto espiritual más hondo al que pueda acceder el sujeto humano. Los animales sufren como nosotros (de aquí que la violencia contra ellos sea también parte del Mal), pero carecen de la dimensión espiritual del sujeto humano. Esta dimensión espiritual no hace superiores a los seres que llamamos humanos, pues es por ella que amamos y es también por ella que sometemos a los otros al sufrimiento, a la tortura. Los animales no torturan. Que nadie llame “bestia” a un torturador. Repetimos esta propuesta: las “bestias” no torturan. Torturar es parte de la condición humana. Así, también lo es la violencia de género. La violencia machista. El machista se aterroriza ante la libertad del Otro, de ese Otro incognoscible, para él, que es la mujer. Hay un título de una vieja película: el hombre que entendía a las mujeres. Al ser postulada como un sujeto secreto, ajeno a las posibilidades del conocimiento, la mujer se le vuelve sospechosa al hombre que castiga. ¿Quién es ella? ¿En qué recóndito, clandestino lugar, se le escamotea? Aquí nacen los celos. Los celos se basan en la incapacidad de dominar completamente a la mujer, en la imposibilidad de saber de ella todo lo que ella sabe. Si no nos engaña ahora, sin duda nos ha engañado antes. ¿O acaso conocemos su pasado? Sólo lo que ella nos ha dicho. ¿Qué aventura pasajera, que acto gratuito nos oculta? Cierta vez, una amiga me dijo: “Las mujeres no tenemos pasado, tenemos prontuario”.

El agresor machista siempre se escuda en una frase que traslada la responsabilidad a la víctima: “Ellas son las que provocan”. Aquí habrá que reflexionar sobre la relación moda-mujeres-violencia de género. Los capitostes de la moda –los que dictan las leyes de cada temporada, ya que cada temporada la moda cambia para que el consumo aumente– deberán responder por qué durante, al menos, los últimos treinta años, el arte de la moda se convirtió en el arte de desnudar a las mujeres. Los “desfiles de modas” sugieren e imponen ya las transparencias, cuando no el desnudo. Fabulosas mujeres desfilan por una pasarela imposible de abordar y hasta dolorosa de contemplar. Ver la imposibilidad genera ira. Es la codicia irresponsable de un capitalismo también irresponsable de las consecuencias que provoca. Esto habrá que verlo mejor.

También la relación entre el cine, la televisión y la violencia machista. Rita Hayworth se hizo célebre cuando Glenn Ford le dio una enorme cachetada que sacudió su cabellera pelirroja en Gilda. Richard Widmark se ganó el estrellato en su debut por tirar a una mujer paralítica por una larga, interminable escalera de un edificio de los años cuarenta.
Por ahora bastará con insistir en esto: el castigador machista busca eliminar la libertad de la mujer. Pero las mujeres, las lúcidas y corajudas mujeres que lo hacen, buscan ser cada vez más libres.

Posdata: En la plaza se levantó una pancarta que decía: “No quiero ser la mujer de tu vida. Ya soy la mujer de la mía”. Aunque no quieras ser la mujer de mi vida, igual lo serás. Porque no es una decisión tuya, es mía. Con mi amor, con mi deseo, con mi libertad, te elegí como la mujer de mi vida. Si querés ser sólo la de la tuya, todo bien, pero cuidado: la libertad absoluta es la soledad, el encierro en uno mismo. Podés ser la mujer de mi vida aunque no me ames. Sugerencia: Bajen, compañeras, esa pancarta. Es machista. Ningún macho busca una mujer de su vida. El mundo machista es un mundo de hombres.