domingo, 8 de abril de 2018

PARALELISMO ENTRE MARTIN LUTHER KING Y LULA.

Opinión
Tres 4 de abril y una misma lucha
Imagen: Twitter @MidiaNINJA
El reverendo de la Iglesia Bautista de los EE.UU. y Premio Nobel de la Paz Martin Luther
 King fue asesinado en 1968 en el Lorraine Motel, de Memphis, a las 18. Este 4 de abril se
 cumplieron 50 años de ese asesinato, que marcó a la humanidad. Quisieron silenciar la voz
 de quien defendió los derechos civiles de sus hermanos afroamericanos, frente a las
 injusticias y la discriminación imperante en los EE.UU., uno de los países más racistas
 del mundo. Hoy es necesario hacer memoria de su lucha, no violenta, en defensa de la 
dignidad humana amenazada por el racismo y la xenofobia persecutoria del gobierno de 
Trump.
Mientras usted lee esta nota, crece el muro de la infamia entre los EE.UU. y América latina. 
No es el único muro fronterizo en el mundo ni será el último, mientras no aprendamos que 
los muros más difíciles de derribar son los que están en la mente y el corazón. 
Que derribarlos está en la conciencia y valores del ser humano, en el saber de que todos y 
todas somos diferentes, procedemos de distintos países y culturas, idiomas, pero tenemos 
los mismos derechos, que deben ser respetados.
Hace algunos años estuve en el Lorraine Motel para visitar, meditar y orar en la habitación 
donde fue asesinado Luther King. Tuve presentes su espíritu y fe frente al drama de la 
humanidad, cuando afirmó: “Si el mundo termina mañana, igual voy a plantar mi manzano”.
Otro 4 de abril, esta vez del año 1977, regresaba del Ecuador y fui a renovar mi pasaporte 
al Departamento Central de la Policía Federal. Allí fui detenido y llevado a un centro de 
torturas porque las actividades no violentas de lucha contra las dictaduras latinoamericanas
 me habían ubicado en una lista de personas peligrosas para la dictadura argentina.
Era Semana Santa, fui encerrado en un “tubo”, un pequeño calabozo oscuro, maloliente, 
con una colchoneta en el piso, no sabía qué podía pasarme. Un compañero que me 
acompañó a la policía pudo avisar a mi familia y a las organizaciones nacionales e 
internacionales.
Transcurrieron horas interminables en el encierro. Golpeé la puerta del calabozo para poder
 ir al baño, un guardia la abrió, entró la luz y pude ver en la pared muchas inscripciones, 
nombres de seres queridos, insultos, oraciones. Me impresionó una gran inscripción de 
sangre de un prisionero en la pared… decía: “Dios no mata”.
Este 4 de abril se cumplieron 41 años de mi detención, que duró dos años y desde la cual 
viví el horror del poder de la dictadura militar que atentó contra mi vida en distintas 
oportunidades así como contra la vida de nuestro pueblo argentino, que dijo Nunca Más y 
que sigue luchando hasta el día de hoy para que haya Memoria, Verdad y Justicia.
Este mismo 4 de abril también tuvo como protagonista a un luchador no violento contra las
injusticias. Un trabajador sindicalista que fue preso por la dictadura militar de su país, Brasil, 
luego presidente en dos oportunidades y recientemente acaba de sufrir un atentado contra 
su vida en el marco de una persecución política que lo lleva nuevamente a la cárcel por el 
accionar de castas neogolpistas.
No hubo delito cuando destituyeron a la presidenta Dilma Rousseff, la removieron por 
decretos publicados que ya habían sido usados por otros presidentes, no hay delito de Lula 
en la causa del tríplex, sin embargo lo inventaron para poder bloquear su candidatura 
presidencial, porque saben que gana en primera vuelta. No les conviene matarlo, no les 
conviene dejarlo libre, solo les queda criminalizarlo y encerrarlo por el simple pecado de 
haber sacado a más de 30 millones de personas de la pobreza y poner en riesgo los 
privilegios de los grupos de poder que se creen dueños de Brasil.
La lucha no violenta por recuperar los derechos de los pueblos continúa, no podrán acallar 
las voces de la resistencia ni la fuerza de la verdad, que derriba muros y nos llama a seguir 
plantando semillas de esperanza.
* Esta es la carta que presentaré al Comité Nobel en septiembre postulando a Lula al 
Premio Nobel de la Paz.

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