“Enfermedades laborales”
Impacto de los factores de riesgos psicosociales
Situación en Argentina y América del Sur.
“Malattie professionali e fattori di rischio
psicosociale: situazione argentina e regionale”.
Autor: Luis
Aníbal Raffaghelli
Abogado. Juez de
la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo
Domicilio: Lavalle nº1554 – 2º Piso C1048AAL
Buenos Aires.
Argentina
Parole chiave
Lavoro,
Malattie, Sottostima , Rischio psicosociali.
Key
words
Work, Diseases, Underreporting, Psychosocial
risks.
Riassunto
Obiettivo:
Mettere in
risalto l’evidente sottostima delle malattie professionali rispetto agli
infortuni sul lavoro, taciute dalle statistiche nella maggior parte dei paesi
del Sud America, rispetto alla media mondiale riportatao dall'OIT, dall'OMS e
dal agenzie governative.
Metodo:
Vengono
impiegati rapporti di studi associati alla tematica e dati statistici emanati
da organi competenti in materia, così come specifiche dell’attività giudiziaria
in Argentina.
Risultato:
Effettivamente
si verifica la presenza di un’evidente sottostima di malattie professionali nell'universo
regionale proposto.
Si verifica
inoltre i riconoscimento
dei fattori di rischio psicosociale sul lavoro e incidenza nel comparsa di
determinate malattie.
Si avalla la
necessità di stabilire i nessi causali tra malattie e lavoro. In questo
contesto si evidencia
segnala in particolare la necessità di rendere visibile l'ncidenza dei fattori di
rischio psicosociale nelle malattie professionali, che si tratti delle condizioni di lavoro,
dell'organizzazione de l’azienda, o del relazioni interpersonali nell'ambiente
di lavoro.
Il danno
psichico, non solo quello che scaturisce da eventi traumatici sul lavoro, ma
anche quello che emerge da malattie professionali e da situazioni causate da rapporti
interpersonali sul lavoro non ha un trattamento uniforme nella giurisprudenza argentina,
nemmeno nelle scienze mediche, come la psichiatria e psicologia che sostentano
le decisioni giudiziarie.
Conclusioni:
Tanto
dall’attività legislativa,
quanto dal’operato degli organi statali con la
collaborazione degli operatori del lavoro, è necessario autenticare la realtà
soggiacente, all’ambiente
lavorativo
con riguardo alle
malattie professionali in generale e ai fattori di
rischio psicosociale in particolare.
Promuovere in tutte le sue potenzialità, l'azione di negoziazione
collettiva come fonte eteronoma di regolamento di diritti e obblighi in
materia.
Summary
Purpose
To underline evident underreporting of occupational diseases
with respect to work accidents withheld by statistics in most countries in
South America, compared with the world average reported by the ILO, WHO and
government bodies.
Method:
Related study reports and statistical data emanate
from competent bodies in this area are employed as well as specific sources of
the judicial work in Argentina.
Outcome:
It is verified that there is actually an evident
underreporting of occupational diseases
in the regional universe proposed; as well as improvision, in the recognition
of the psychosocial risk factors in the at workplace, and the incidence on the
rise of certain diseases.
It is confirmed the need to determine the causal links
between diseases and work. In this context in particulart it is emphasi sed the
need to make shed light on the incidence of the psychosocial risk factors in
occupational diseases, whether they be the working conditions, or the company
organization terms, or the interpersonal relationships in the working
environment.
The psychic damage, not only the one arising from
traumatic work events but also that emerging from occupational diseases and
situations caused by interpersonal relationships in the workplace does not have
a uniform treatment in the Argentinian jurisprudence, not even in the medical
sciences, such as psychiatry and psychology that sustain the judicial
pronouncements.
Conclusions:
Both from legislative work and the actions of state
bodies with the collaboration of work operators, it is necessary to
authenticate the underlying reality in the workplace with regard to the occupational diseases in general
and the psychosocial risk factors in particular.
To promote to the fullest possible extent the activity
of collective negotiation as a heterónomous source of regulation of rights and
obligations on such matters.
I.
Sub registración
de enfermedades laborales.
La sub
registración de enfermedades vinculadas con el trabajo es una realidad en los
países de América, especialmente grave en Argentina, que tiene 10 millones de
trabajadores asegurados por un millón de empleadores, una masa salarial de
16.500 millones de dólares y una cuota del 3.4% que perciben las aseguradoras
privadas de riesgos del trabajo.
Sobre 650 mil
casos notificados en 2015, el 67% fueron accidentes de trabajo, el 21%
accidentes in itinere, el 8%
reagravaciones y solo el 3%
enfermedades profesionales (Informe anual de accidentabilidad laboral 2015 www.srt.gob.ar 9/2016 -
Recopilación
indicadores de siniestralidad laboral, 2012 oiss.or.com/estrategia).
De 14 millones
de asalariados, casi cinco millones (33,4% datos INDEC) no está registrado.
Por ende sus accidentes
y enfermedades no figuran son clandestinas y en proporción a los notificados, serían
más de 300 mil casos por año. En Brasil
no llegan al 5% las enfermedades laborales notificadas, con similares
porcentajes en los restantes países de la región.
No se comunican
los siniestros para:
·
Esconder
la realidad mórbida del trabajo.
·
No
aumentar los tributos.
·
Obtener
las certificaciones internacionales.
·
Inhibir
acciones civiles, penales y administrativas.
·
Cercenar
derechos del trabajador.
Es un dato muy
negativo, frente al objetivo del trabajo digno, que oculta la verdadera
realidad del trabajo en nuestros países,
muy distinta al promedio mundial, recordando que las enfermedades laborales
no mortales eran 160 millones y los Accidentes del trabajo 270 millones por año (OIT “La seguridad en cifras” Ginebra, 2003),
que se han agravado.
La ratificación
por Argentina (Leyes 26693 y 26694) y
varios países de la Región de los Convenios 155 (1981) y su Protocolo 2002; C.187
(2006) y Recomendación 164/81 OIT, exigen políticas coherentes y un marco
promocional para la salud y seguridad en el trabajo, con información fidedigna
sobre la realidad del trabajo.
En las Américas
se registran a diario 770 nuevos casos de personas con enfermedades
profesionales, según un informe de la Organización
Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud ( www.paho.org Washington DC,
29.4.2013).
El registro de
las patologías vinculadas con enfermedades profesionales es muy bajo en el
universo de 468 millones personas que trabajan en el continente americano (Labor
State OIT 2011) y por tanto se consideran invisibles enfermedades graves como
neumoconiosis, dermatosis, sordera, asma e intoxicaciones, así como dolores
lumbares, estrés, depresión y cánceres.
Las enfermedades
pulmonares ocupacionales, las dermatosis, hipoacusia, intoxicaciones por
plaguicidas y las alergias se agrupan entre las enfermedades de la "vieja epidemia regional escondida" mientras
que los desórdenes musculo esqueléticos, las enfermedades cardiovasculares, los
desórdenes mentales y enfermedades emergentes como cánceres ocupacionales y
disruptores endocrinos, conforman la “nueva
epidemia” en los últimos 15 años.
La OIT convocó a
una campaña mundial “urgente y enérgica” para combatir las enfermedades
relacionadas con el trabajo, que cobran más de 2 millones de víctimas cada año
(www.ilo.gob – 26.4.2013) lo que representa el 86% de los fallecimientos por el
trabajo.
Las cifras proporcionadas
por la OIT indican que el número de accidentes del trabajo se ha estabilizado
en muchos países industrializados, aumentando en países de Asia y América
Latina.
Las enfermedades
profesionales son causadas por agentes químicos, físicos, biológicos,
estresores ergonómicos y factores psicosociales, como sobrecarga de trabajo,
turnos, condiciones laborales, violencia, falta de comunicación, otros factores
sociales, que llevó a la OIT a lanzar su reto al estrés laboral en 2017.
II.
Factores de
riesgos psicosociales en el trabajo y su incidencia en determinadas
enfermedades.
El término
“factor de riesgo” implica diversas causas existentes (las conocidas y las
desconocidas) que interaccionan en la realidad, de manera que una misma
enfermedad tiene en la práctica diversas causas y una misma causa puede estar
relacionada con diversos efectos (enfermedades o trastornos de la salud
concretos).
Las
conceptualizaciones de los factores psicosociales del trabajo son vastas y
diversas, pero coinciden con la histórica definición de la OIT – OMS (Inf.
Comité Mixto OIT-OMS sobre Medicina del Trabajo, 9º reunión, Ginebra, 18.9.84):
…”Los factores psicosociales en el trabajo consisten
en interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción en el
trabajo y las condiciones de su organización, por una parte y por la otra, las
capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal
fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, pueden
influir en la salud y en el rendimiento y la satisfacción en el trabajo”.
La definición
comprende las cuestiones que se presentan en un espacio de trabajo y en su
organización, tanto como las características del trabajador que pueden
preexistir y trascender a dicho espacio.
Las
vinculaciones entre ambas instancias están presentes y adquieren relevancia en
mi criterio para el estudio de las enfermedades laborales (1).
Los riesgos
psicosociales más significativos en el universo laboral dependiente se identifican
como acoso moral, acoso sexual y violencia laboral (2).
Son tres
elementos de las fuentes de riesgo, que originan los factores de riesgo:
• Condiciones internas de trabajo: “el conjunto de propiedades que caracterizan
la situación de trabajo, que influyen en la prestación del mismo y que pueden
afectar la salud del trabajador y su conducta”.
• Individuo: los componentes de tipo
social, psicológico y biológico.
• Condiciones externas al trabajo: conjunto
de elementos que conforman el entorno familiar, socioeconómico, político y
estatal que rodean al individuo y a la organización.
Los factores de
riesgo psicosocial reconocen dos aspectos
claves:
1ª Los derivados
de la organización del trabajo:
·
El
tiempo de trabajo es el que el
trabajador transita y permanece en el espacio laboral.
·
El
ritmo de trabajo esencial al proceso
de trabajo, que hace a la reducción de los “poros” y los “tiempos muertos” en
el curso productivo.
·
La
modalidad salarial que debe compensar
el esfuerzo de los trabajadores.
·
La
presencia sindical que debería garantizar
condiciones satisfactorias de labor.
·
La
autonomía
del trabajador para llevar adelante la tarea.
·
La
carga mental que significa el
contenido y cantidad de tareas que debe afrontar el trabajador.
Los cambios en
el lugar de trabajo, influyen en el bienestar del trabajador cuando no se evalúan
los costos humanos, no se conciben según los principios ergonómicos de la etapa
de planificación y/o no se aplican suficientemente las medidas de apoyo.
El contrato de
trabajo debe contenr el trabajo digno, ya que la precariedad implica exposición
a la pérdida del trabajo, limitando sus posibilidades de desarrollo humano.
2ª La violencia en el trabajo que se da en el
marco de las relaciones interpersonales. En Argentina se encuentra regulada (Res.05/2007 Ministerio de Trabajo
Nación) definiéndose como:
…”Toda acción, incidente o comportamiento que
se aparta de lo razonable mediante el cual una persona es agredida, amenazada,
humillada o lesionada por otra en el ejercicio de su actividad profesional o
como consecuencia directa de la misma entendiendo la violencia interna en el
lugar de trabajo como la que tiene lugar entre los trabajadores, incluidos
directores y supervisores y la violencia externa la que tiene lugar entre
trabajadores y toda otra persona presente en el lugar de trabajo”. (Fuentes
consultadas: Reporte Revistas Electrónicas 2017 biblioteca@srt.gob.ar).
III. Nexo causal
entre las enfermedades y el trabajo.
El régimen
probatorio en una litis judicial es diferente según se trate de un hecho súbito, que requiere prueba del
mismo, o la enfermedad laboral,
dependiente de una multicausalidad de factores, que el pretensor de justicia
debe indicar y acreditar, separando las causas congénitas del trabajador, para centrarse
en la tarea cumplida y el entorno laboral.
No se agota en
la mera imputación de responsabilidad, debe constatarse esa causalidad múltiple,
visibilizando
en toda su dimensión la responsabilidad por el riesgo psicosocial.
Los agentes
químicos,
físicos y los estresores ergonómicos corresponde detectarlos a través de
la prueba pericial de ingeniería en
seguridad e higiene.
Los agentes
biológicos por expertos en medicina del trabajo, mientras que la sobrecarga de
trabajo, condiciones laborales, la comunicación empresa-personal por los
psicólogos del trabajo. Los turnos de trabajo y horarios por relevamiento de la
documentación laboral a través de informes contables.
Los episodios de
violencia laboral, de género, acoso y abuso de poder, deben prevenirse a través
de mecanismos e instancias de participación sindical, instrumentados por
convenio colectivo y presencia de autoridad laboral. Esos mismos actores
resultan fundamentales ante un evento dañoso de ese tipo.
Producido el
conflicto, será el juez el que requiera de los elementos probatorios antes
señalados para adoptar sanciones y reparar los injustos cometidos.
IV. El daño psíquico. Su tratamiento por las
ciencias médicas de la psiquiatría y la psicología y su repercusión en los
litigios judiciales.
El daño psíquico
en los siniestros laborales se plantea en los últimos años en la jurisprudencia
argentina. Aparece también en la conflictividad motivada por los riesgos
psicosociales.
Un criterio, condiciona
la existencia de un daño psíquico a la presencia de un síndrome psiquiátrico,
que no puede diagnosticarse a partir de
un síntoma aislado sino de un conjunto de síntomas agrupados en algún cuadro
clínico.
Agrega que la
enfermedad psíquica debe además ser novedosa ya sea porque no estaba
presente con anterioridad o porque ha agravado o acentuado sus características
previas y causalmente vinculadas al accidente o a la enfermedad.
Otras opiniones
señalan que el síndrome psiquiátrico
puede o no estar presente en éste tipo de lesiones, concurriendo para el
dictamen sobre la incapacidad psíquica, la psiquiatría y la psicología, que constituyen
la psicopatología como una rama compartida entre ambas.
Para determinar el
daño psíquico el juez requiere la labor del médico psiquiatra y el psicólogo.
El “Test de
Rorschah” es muy importante, en tanto refiere a la organización y proceso
interno del sujeto. Verifica el desequilibro causado por el estímulo externo,
ya sea el accidente o la enfermedad laboral.
Es necesario
articular el diagnóstico propuesto desde la psiquiatría, en el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación
Americana de Psiquiatría y la implementación de una batería psicodiagnostica
completa y exhaustiva como la que dispone la psicología.
El objeto del “saber
psiquiátrico” tiene una matriz universalizante, mientras que el “saber
psicológico” tiene como
particularidad, tomar al sujeto periciado como ser único e irrepetible.
El “Rorschah”
proporciona datos que convergen en organización y proceso interno del sujeto,
con aporte descriptivo de su “ahora”.
Tiene distinta
categoría diagnóstica que las del tipo DSM, que describe trastornos de las
personas, pero no establece las particularidades de cada sujeto, posibilitado
por el psicodiagnostico.
Para que un
hecho jurídico, devengue en daño psíquico, requiere de la convergencia de dos
factores fundamentales:
• Uno, de orden externo: la dimensión del estímulo que provoca la respuesta psíquica.
• Y el otro interno: la posibilidad del sujeto de metabolizar la realidad.
Roto el
equilibro entre ambos, se produce el daño psíquico, constituido en relación a
una injuria, traumatismo o lesión con entidad suficiente para ello.
Su conceptuación
es más amplia que la del síndrome psiquiátrico.
Un accidente de
trabajo o una enfermedad originada o derivada del trabajo que incapacita a un
ser humano es algo nuevo, respecto de
su cotidianeidad, que altera el equilibrio anterior del sujeto, e implica por
tanto, contar con uno de los requisitos de aquella definición citada al
principio de éste acápite (3).
Considero más
ajustada a los accidentes y enfermedades laborales, la que define al daño
psíquico como…toda forma de deterioro, o
disfunción o disturbio o alteración o desarrollo psicógeno o psicoorgánico de
las personas, que impactando sobre sus esferas afectiva y/o intelectiva y/o
volitiva, limita su capacidad de goce individual, familiar, social y/o recreativa.
Debe tenerse presente que cada ser humano tiene su peculiar campo de
"tarea" y/o cualquier "quehacer vital" o -también -
"capacidad de goce", diferenciándose éste de las demás personas, no
solo en su extensión, sino también en cuanto a su comprensión, implica al
"conjunto de cualidades que integran una idea o concepto" (4).
El daño psíquico,
visible cuando se trata de accidentes,
requiere una prueba de causalidad más intensa, cuando se
trata de enfermedades laborales
(comprensivas de las profesionales y concausales con el trabajo), con
diferentes dimensiones y confluencia de distintos factores como la edad, la
calificación de la víctima, el grado de incapacidad y el temor ante la
posibilidad de no poder recuperar la aptitud laboral que se tenía, y las
posibilidades de adaptación ante las disminuciones sufridas, con sus secuelas
personales, sociales y familiares.
La conocida fórmula
de Balthazard, no se aplica a la incapacidad determinada por daño psíquico,
cuando se verifica un grado de incapacidad a raíz del accidente denunciado y no
ante una disminución de capacidad residual producto de eventos dañosos sucesivos.
Resulta relevante
para determinarlo, si su aparición en el tiempo ocurrió en forma escalonada o
sucesiva, única hipótesis que autorizaría la aplicación de la mentada fórmula
para establecer la incapacidad total del trabajador (Fallos judiciales CNAT - SD nº 95.348 S.IV 27.4.2011).
La prueba del
nexo causal entre el hecho y el daño, no es tarea sencilla en ésta materia y se
convierte en un arduo problema para el juez.
Para determinar el nexo causal se han señalado una
cadena de hipótesis (5), entre el hecho al que se le atribuye causalidad
dañante y el daño psíquico, sobre todo en materia de enfermedades, que va de la
hipótesis demostrada a la imposible, de gran importancia para
el juez al momento de determinar si el daño psíquico verificado por los
expertos tiene total o parcial relación con el accidente o la enfermedad
laboral.
V.
Conclusiones
a.
Un
registro riguroso y completo de accidentes y enfermedades permitiría a nuestros
Estados trazar estrategias reales para reducir la siniestralidad y mejorar las
condiciones de trabajo.
b.
Los
factores de riesgo psicosocial reconocen
en la organización del trabajo y en la violencia laboral dos aspectos claves.
c.
El
nexo causal entre riesgo psicosocial, tarea y daño es determinado por el juez
que requiere el concurso de fuentes interdisciplinarias para determinar
responsabilidades.
d.
La
determinación del daño psíquico en un litigio judicial debe contar con el
concurso inescindible de la psiquiatría y la psicología.
I.
Sottostima di malattie del lavoro.
La sottostima di
malattie relazionate con l’attività professionale e lavorativa è una realtà dei
paesi del Sud America, particolarmente in Argentina che vede 10 milioni di
lavoratori assiccurati da un milione di datori di lavoro, una massa salariale
di 16.500 mln di dollari dai quali il 3.4% viene percepita dalle aziende
private di assicurazioni contro i rischi derivati dal lavoro. Su 650 mila casi
notificati nel 2015, il 67% sono stati infortuni, il 21% incidente in
itinere, l’8% ricadute e soltanto il 3%
di malattie professionali (Rapporto annuale di infortunistica del lavoro 2015,
www.srt.gob.ar 9/2016 – Raccolta di indicatori di sinistri in ambito
lavorativo, 2012 oiss.or.com/estrategia).
Di 14 milioni di
lavoratori, quasi 5 milioni (33,4% dati INDEC) non è registrato. Quindi gli
infortuni e malattie non risultano dichiarate, e sono clandestine e in proporzione
ai casi dichiarati si tratterebbe di più di 300 mila casi all’anno. In Brasile
non si arriva al 5% di malattie professionali dichiarate, con percentuali
simili in tutti i paesi della regione. Non si comunicano i sinistri per i
seguenti motivi:
• Nascondere una realtà di morbidità
presso il lavoro.
• Non aumentare la tassazione del
lavoro.
• Ottenere certificazioni internazionali
• Inibire azioni civil, penali e
amministrative.
• Limitare i diritti del lavoratore.
Si trattai di
dati molto negativi, dinnanzi al obiettivo di lavoro decente, che nascone una
realtà professionale nei paesi latinoamericani molto diversa dalla media
internazionale, ricordando che le malattie professionali non mortali erano 160
milioni e che gli Infortuni del lavoro 270 milioni all’anno (Dati della OIL “La
seguridad en cifras” Ginevra, 2003), che hanno visto il notevole peggioramento
negli ultimi anni.
La ratificazione
di Argentina (Leggi 26693 e 26694) e
diversi paesi della regione delle Convenzioni 155 (1981) e loro Protocollo
2002; C.187 (2006) così come la Raccomandazione 164/81 OIL, esigono politiche
coerenti nel contesto promozionale della salute e la sicurezza sul posto di
lavoro, con informazione attendibile sulla realtà lavorativa.
Nelle Americhe
si registrano quotidianamente 770 nuovi casi di persone con malattie
professionali, secondo il rapporto dell’Organizzazione Panamericana della
Salute e l’Organizzazione Mondiale della Salute ( www.paho.org Washington DC,
29.4.2013).
Il registro
delle patologie legate alle malattie professionale è molto basso all’interno
dell’universo di 468 mln di persone che lavorano nel continente americano
(Labor State OIT 2011) e pertanto si
considerano invisibili malattie grafi come neumoconiosi, dermatosi,
sordità, asma ed intossicazioni, così come dolori lombari, stress, depressione
e cancro. Le malattie pomonari occupazionali, la dermatosi, l’ipoacusia e le
intossicazioni per l’uso di pesticidi, nonché le allergie, si raggruppano tra
le malattie cosidette "vecchia epidemia regionale nascosta” mentre i
disordini muscolari, le malatttie cardiovascolari, i disordini mentali e
malattie emergenti come cancro dovuto ad attività professionali, così come
problemi di natura endocrina, configurano la “nuova epidemia”, in crescita
dagli ultimi 15 anni.
La OIL ha
convocato una campagna mondiale “urgente ed energica” per combattere le
malattie vincolate al lavoro, che riscuotono ogni anno 2 milioni di vittime
(www.ilo.gob – 26.4.2013), aspetto che rappresent l’86% delle cause di decesso
dovute all’attività professionale. Le ciffre proporzionate dall’OIL indicano
che il numero di infortuni al lavoro si ha stabilizzato per molti paesi
industrializzati, aumentando invece per l’Asia e l’America Latina. Le malattie
professionali sono causate da agenti chimici, fisici, biologici, stressori
ergonomici e fattori psicosociali come il sovraccarico di lavoro, i turni, le
condizioni del lavoro, la violenza, la mancanza di comunicazione altri fattori
sociali, tutti aspetti che hanno portato l’OIL a lanciare la sfida allo stress
per lavoro del 2017.
II.
Fattori di rischio psicosociale al lavoro e loro incidenza in
determinate malattie.
Il termine
“fattore di rischio” implica diverse cause esistenti (conosciute e sconosciute)
che interagiscono con la realtà, in modo tale che una stessa malattia ha nella
pratica diverse cause e una stessa causa può essere riconducibile a diversi
effetti (malattie o problematiche di salute concreti). Le concetualizzazioni
sui fattori di rischio psicosociali sono vaste e diversificate. Tuttavia, esse
coincidono con la storica definizione della OIL – OMS (Rapporto del Comitato Misto OIL – OMS
sulla Medicina del Lavoro, 9^ riunione, Ginevra, 18.9.84):
…”I fattori di
rischio psicosociale al lavoro consistono in interazioni tra l’attività
professionale, l’ambiente di lavoro, la soddisfazione del lavoratore e le
condizioni dell’organizzazione dove costui presta servicio, così come le
competenze del lavoratore, i suoi bisogni, e la sua situazione personale anche
al di fuori dell’ambiente lavorativo; tutto ciò, attraverso percezioni ed
esperienze, possono influiré sulla salute, il rendimento, e la soddisfazione
professionale”
La definizione
comprende le questioni che si presentano in uno spazio di lavoro e sua
organizzazione, nonché in relazione alle caratteristiche del lavoratore che
possono pre-esistere e andare oltre il suddetto spazio.
I collegamenti
tra le due istanze (lavoratore e lavoro) sono presenti e sono rilevanti, a mio
parere, per lo studio delle malattie professionali (1).
I rischi
psicosociali più significativi nell'universo del lavoro dipendente sono
identificati come molestie morali, molestie sessuali e violenza al lavoro (2).
Ci sono tre
elementi che possono essere considerati fonti di rischio, che originano i
fattori di rischio:
• Condizioni di lavoro interne:
"l'insieme di proprietà che caratterizzano la situazione lavorativa, che
influenzano le prestazioni dello stesso e che possono influenzare la salute del
lavoratore e il suo comportamento".
• Individuale: i componenti sociali,
psicologici e biologici.
• Condizioni esterne al lavoro: insieme
di elementi che costituiscono l'ambiente familiare, socioeconomico, politico e
della sfera pubblica, che compongono il
contesto dell'individuo e l'organizzazione.
I fattori di
rischio psicosociali possono essere caratterizzati attraverso due aspetti
fondamentali: i derivanti dall’organizzazione del lavoro, e quelli relativi
alla violenza al lavoro.
Per quanto
riguarda l’organizzazione del lavoro, i rischi si possono caratterizzare come
segue:
• L'orario di lavoro è quello in cui il
lavoratore transita e rimane nello spazio di lavoro.
• Il ritmo del lavoro essenziale per il
processo di lavoro, che punta a ridurre la “porosità” della giornata lavorativa
e quindi i “tempi di inattività" nel corso produttivo.
• La modalità salariale che va a
compensare lo sforzo dei lavoratori.
• La presenza sindacale che dovrebbe
garantire condizioni lavorative soddisfacenti.
• L'autonomia del lavoratore per
svolgere il compito professionale.
• Il carico mentale che il contenuto e
la quantità di attività impone al lavoratore.
I cambiamenti
relativi all’attività lavorativa influiscono sul benessere del lavoratore
qualora i costi umani non siano né considerati né valutati, ovvero quando tali
costi non sono progettati secondo i principi ergonomici della fase di
pianificazione e le misure di sostegno risultano insufficienti.
Il contratto di
lavoro deve comprendere quindi un lavoro dignitoso, dal momento che la precarietà
implica l'esposizione alla perdita del lavoro, limitandone così le sue
possibilità di sviluppo umano.
Per quanto
riguarda la violenza al lavoro, che si verifica nell'ambito delle relazioni
interpersonali, in Argentina il fenomeno è considerato, regolamentato (Res.05 / 2007 Ministero del
Lavoro della Repubblica Argentina) e definito come:
... "Ogni
azione, incidente o comportamento che si discosta dal ragionevole, in cui una persona viene assalita,
minacciata, umiliata o ferita da un altro nell'esercizio della sua attività
professionale o come conseguenza diretta della stessa, considerando come
violenza interna (nel luogo dell’attività lavorativa) come quella che accade
tra i lavoratori, compresi direttori e supervisori, e come violenza esterna quella
che accade tra i lavoratori ed ogni altra persona presente sul posto di lavoro
". (Fonti consultate: Reporte Revistas Electrónicas 2017
biblioteca@srt.gob.ar).
III. Il legame causale tra malattie e lavoro.
Il regime di
prova in un contenzioso giudiziario è diverso a seconda che sia un evento
improvviso, che richiede prova dello stesso; oppure di malattia professionale
che si verifica a seconda di una multicostabilità di fattori che chi pretende
giustizia deve indicare e accreditare, separando le cause congenite del
lavoratore, per concentrarsi sul compito svolto e sull'ambiente di lavoro. Non
si esaurisce nella mera imputazione della responsabilità, ma deve invece essere
verificata una causalità multipla, che punti a visibilizzare in tutta la sua
dimensione la responsabilità del rischio psicosociale.
Gli agenti
chimici e gli stress fisici ed ergonomici possono essere rilevati attraverso
l'esame intelligente di ingegneria in materia di sicurezza e igiene. Gli agenti
biologici, dovrebbero essere materia da esperti in medicina del lavoro, mentre
aspetterebbe ai psicologi del lavoro analizzare il sovraccarico e le condizioni
di lavoro. I turni di lavoro e la relativa pianificazione, dovrebbero invece
essere materia di analisi amministrativo contabile.
Gli episodi di
violenza professionale e di genere, le molestie e abusi di potere dovrebbero
essere evitati attraverso meccanismi e casi di partecipazione sindacale,
attuati con contratto collettivo e presenza una rappresentanza mista
istituzionale e dei lavoratori. Questi stessi attori sono fondamentali per un
evento dannoso di questo tipo. Una volta che il conflitto si è verificato, sarà
il giudice che richiede che gli elementi sopra menzionati, eventualmente
costituitisi in prove, portino all’adozione di sanzioni e riparino gli atti
sleali.
IV. Danno psichico. Il suo trattamento da parte
della psichiatria e la psicologia e la sua ripercussione in controversie
giudiziarie.
Il danno
psichico nei reclami del lavoro è sorto negli ultimi anni nella giurisprudenza
argentina. Esso appare anche nel conflitto causato da rischi psicosociali.
Un criterio,
condiziona l'esistenza di un danno psichico alla presenza di una sindrome
psichiatrica che non può essere diagnosticata da un sintomo isolato ma da una
serie di sintomi raggruppati in un quadro clinico.
Aggiunge che
anche la malattia psichica deve comporre un elemento di novità perché non era
già presente o perché ha aggravato o accentuato le sue precedenti
caratteristiche e causale legato all'incidente o alla malattia.
Altri pareri
indicano che la sindrome psichiatrica può o non essere presente in questo tipo
di lesioni, concordando nel parere di inabilità psichica, psichiatria e
psicologia, che costituiscono la psicopatologia come un ramo condiviso tra i
due.
Per determinare
il danno psichico il giudice richiede l'opera dello psichiatra e dello
psicologo, che adotteranno strumenti specifici per la diagnosi e la prognosi. È
necessario articolare la diagnosi proposta dalla psichiatria nel manuale
diagnostico e statistico dei disturbi mentali (DSM) dell'Associazione
Psichiatrica Americana e l'implementazione di una batteria psichiatica completa
ed esauriente come disponibile dalla psicologia. L'oggetto del "sapere
psichiatrico" ha una matrice universalizzante, mentre il "sapere
psicologico" ha come caratteristica la focalizzazione della particolarità,
prendendo il soggetto come un essere unico e irripetibile.
Consideriamo il
caso del "test di Rorschach", ovvero test proiettivo della
personalità potrebbe diventare strumento rilevante nella misura in cui si
riferisce all'organizzazione su processi interni del soggetto. Infatti, esso
verifica lo squilibrio causato dallo stimolo esterno, sia l'incidente che la
malattia del lavoro. Così, il test di Rorschach va a esplorare questa caratteristica,
fornendo dati che convergono nell'organizzazione e nel processo interni del
soggetto, con un contributo descrittivo del suo "ora".
Ha una categoria
diagnostica diversa da quella del tipo DSM, che descrive i disturbi
clínicamente individuati in una popolazione (nel senso statistico del termine),
ma non stabilisce le particolarità di ogni soggetto, rese possibile dalla
psico-diagnosi.
Affinché un
fatto giuridico divenga un danno psichico, risulta necessaria la convergenza di
due fattori fondamentali:
• Uno, di ordine esterno: la dimensione
dello stimolo che provoca la risposta psichica.
• E l'altro, di ordine interno: la
possibilità del soggetto di metabolizzare la realtà.
Verificatasi la
rottura dell'equilibrio tra entrambi, si produce il danno psichico, costituito
in relazione a un infortunio e il trauma che ne consegue che varia da individuo
a individuo. Pertanto, la sua concezione è più ampia di quella della sindrome
psichiatrica.
Un incidente di
lavoro o una malattia originata o derivata dal lavoro che imponga ad un essere
umano una condizione di incapacità, è qualcosa di nuovo rispetto alla vita
quotidiana che altera il precedente equilibrio del soggetto e implica dunque di
avere uno dei requisiti di tale definizione citata all'inizio di questa sezione
(3).
Ritengo quindi
come definizione di danno psichico più adatta agli incidenti e alle malattie
professionali, quella che segue:
...”qualsiasi
forma di deterioramento o disfunzione o disturbo o alterazione o sviluppo
psicho-organico individuale o sociale, che possa avere impatto sulla sfera
affettiva, volitiva o intelletuale, limitando la capacità di chi ne soffre a
livello individuale, familiare, sociale, dall’ambito professionale a quello
ricreativo. Occorre tener presente che ogni essere umano ha un proprio ambito
per l’“attività professionale” e quindi per qualsiasi altra "attività
vitale", nonché una "capacità di godimento"; da soggetto a
soggetto questi ambiti si diversificano e differenziano, non solo nella sua
estensione, ma anche nella sua comprensione, implicando l’"insieme di
qualità che integra un'idea o un concetto" (4).
Il danno
psichico, che è visibile quando si tratta di incidenti, richiede un test di
causalità più intenso quando si tratta di malattie professionali (che sono entrambe
complete e concausali con il lavoro), con diverse dimensioni e confluenza di
fattori come l'età, la qualificazione della vittima, il livello di incapacità e
la paura di non essere in grado di recuperare la capacità professionale che si
possiedeva prima delle diminuzioni subite, con le conseguenti sequele
personali, sociali e familiari. La formula ben nota di Balthazard non si
applica all'incapacità determinata dal danno psichico quando ad un grado di
incapacità che si verifica a seguito dell'incidente denunciato e non dinnanzi
ad una diminuzione delle capacità residuali, prodotto di successivi eventi
nocivi.
È pertinente
determinare il danno psichico, se la sua comparsa nel tempo si è verificata in
un momento oppure in una successione di eventi nocivi. Esiste un’unica ipotesi
che autorizzerebbe l'applicazione di tale formula per stabilire l'incapacità
totale del lavoratore (sentenze CNAT-SD n. 95.348 S.IV 27.4.2011) .
La prova del
nesso causale tra fatto e infortunio non è un compito semplice in questa materia
e diventa un problema arduo per il giudice. Al fine di determinare il nesso
causale, è stata sottolineata una catena di ipotesi (5), tra il fatto
attribuito alla causalità dannosa e ai danni psichici, in particolare nelle
malattie, che va dall'ipotesi dimostrata all'impossibile. Tali ipotesi
risultano di una grande importanza per il giudice nel determinare se il danno
psichico verificato dagli esperti ha un rapporto totale o parziale con
l'incidente o la malattia del lavoro.
V.
Conclusioni
a. Un registro rigoroso e completo di
infortuni e malattie professionali consentirebbe ai nostri Stati di tracciare
strategie reali per ridurre i sinistri e migliorare le condizioni di lavoro.
b. I fattori di rischio psicosociale
riconoscono nell’organizzazione del lavoro e la violenza al lavoro due aspetti
chiave.
c. Il nesso causale tra rischio
psicosociale, compito e danno viene determinato dal giudice e richiede la
convergenza di fonti interdisciplinarie per l’analisi delle responsabilità.
d. La determinazione del danno psichico in
un contenzioso giudiziario deve contare sull'inconsueta collaborazione tra
psichiatria e psicologia.
Riferimenti Bibliográficas
1. Neffa, Julio. “"Rischi
psicosociali nel lavoro"“; CEIL-CONICET; Bs.As. Argentina 2016.
2. Contrera, Guillermo. Rivista
"Collegamenti" Associazione Magistrati Assemblea Giudiziaria La
Matanza Año 2017, n°22.
3. Risso, Ricardo. “Danno psichico.
Delimitazione e diagnosi"Año 1 n.2 pag.67/75, 2003. www.pjn.gov.ar.
4. Castex, Mariano. Aggiornamenti in
Medicina Forense e Psicologia" nº 3, Academia Nacional de Ciencias. Buenos
Aires, 1989/90.
5. Covelli José y Rofrano Gustavo. "Danno
psichico" aspetti medici e giuridici" Editorial Argentina Dosyuna.
Buenos Aires, abril 2008.