jueves, 30 de julio de 2020

La Reforma Judicial: poco será mucho frente a lo existente. La justicia Laboral no puede ser trasladada al ámbito de CABA porque seria una lesión al orden público

Fuente: Diario P.12  30.7.2020

El detalle de las propuestas para desconcentrar y renovar a la Justicia

Las siete claves del proyecto de reforma judicial

La iniciativa presentada por Alberto Fernández busca descentralizar a la Justicia Federal, unificar fueros y cámaras, crear fiscalías y defensorías, transferir competencias a CABA y restablecer pautas para garantizar la independencia de los jueces.

Creación de la Justicia Federal Penal porteña con 23 nuevos juzgados para descentralizar las decisiones que hoy toman un puñado de jueces en Comodoro Py. Unificación de los fueros penales económicos, unificación de cámaras y creación de fiscalías y defensorías para los nuevos tribunales. Transferencia a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de las competencias para investigar delitos no federales cometidos en su territorio, pendiente desde la reforma constitucional de 1994. Unificación de los fueros civil y comercial con el contencioso administrativo. Fortalecimiento de la Justicia Federal de las provincias sobre la base de un proyecto impulsado por el gobierno de Cambiemos, con 94 nuevos juzgados y 85 fiscalías. Reglas de actuación para garantizar la independencia de los jueces y evitar presiones de grupos de poder. Y creación de un Consejo Consultivo integrado por reconocidos juristas que deberán elevar propuestas para fortalecer el Poder Judicial y el ministerio público. Esos son los puntos centrales de la propuesta de reforma judicial que anunció el presidente Alberto Fernández y que el Gobierno volcó en un proyecto de ley de 46 páginas, que ahora deberá tratar el Congreso.

“Sólo busco hacer la República que todos declaman pero que algunos humillaron”, señaló el jefe de Estado luego de resumir los trazos gruesos del rol del Poder Judicial durante el último siglo: desde la legitimación al golpe contra Hipólito Yrigoyen y el desprecio por la Constitución durante la última dictadura, pasando por las designaciones de Raúl Alfonsín en la Corte y el Juicio a las Juntas, la “mayoría automática” menemista, la reconstrucción del máximo tribunal y las limitaciones de las facultades presidenciales para nombrar jueces en el gobierno de Néstor Kirchner y la sanción del nuevo Código Procesal Penal en el de CFK, hasta su suspensión por decreto de Mauricio Macri, el retorno de los fondos reservados a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), su trabajo sucio en tribunales al servicio del gobierno y el uso de la prisión preventiva como pena anticipada durante la era Cambiemos.

Desconcentrar

La primera parte del proyecto buscar enfrentar la concentración de poder en un pequeño número de magistrados, que implicó la politización del fuero y la manipulación de causas en función de los vientos políticos. La herramienta es la creación de la Justicia Federal Penal porteña, que unifique los actuales fueros Criminal y Correccional Federal con el Penal Económico, y la creación de 23 nuevos juzgados, que se sumarán a los 23 existentes. Una de las dos secretarías que conforman cada uno de esos juzgados pasaría con todo su personal a los nuevos. 

La lógica de ampliar el número apunta también a “adecuar la labor jurisdiccional a la demanda que deriva de la puesta en marcha del sistema acusatorio que impone el Código Procesal Penal Federal”, destacó Fernández. Para no afectar el principio de juez natural en las causas en curso, todos los juicios e investigaciones seguirán hasta su finalización en manos de los magistrados y tribunales que los están tramitando.

Subrogancias transparentes

Hasta tanto concluyan los concursos para designar nuevos jueces, el proyecto plantea “un sistema de subrogancias que busca la máxima transparencia”, explicó el Presidente. La Cámara Nacional de Casación deberá elaborar una lista de jueces dispuestos a subrogar los nuevos juzgados, con excepción de quienes registren atrasos significativos o reiterados incumplimientos de plazos legales. El Consejo tendrá treinta días para elegir, con mayoría especial, a 23 candidatos, en base a sus antecedentes y especializaciones y respetando “la diversidad de género en la selección”. La nómina pasará entonces al Ejecutivo, que los designará previo acuerdo del Senado. Las subrogancias sólo podrán durar un año, con un plus de un semestre

Fiscalías y defensorías

Para complementar el nuevo esquema, además de la redistribución de fiscales y defensores existentes, el proyecto prevé la creación de 23 nuevas fiscalías federales ante los juzgados y cinco ante tribunales orales, cada cual con su secretaría, más otras ocho defensorías ante jueces y cámaras, y tres ante tribunales.

Delitos no federales en CABA

El proyecto propone además transferir a los tribunales porteños la competencia para investigar y juzgar los delitos no federales que se cometen en CABA, completando el proceso de transferencia de competencias dispuesto en la reforma constitucional de 1994. El gobierno tendrá tres años de plazo para suscribir los acuerdos y convenios necesarios con la Ciudad, que deberán incluir también la transferencia de recursos.

Fueros unificados

El segundo título del proyecto plantea la unificación plena de los fueros Civil y Comercial Federal con el Contencioso Administrativo de CABA. El Presidente destacó que los “numerosos conflictos de competencia” entre uno y otro atentan “contra la celeridad, eficiencia y eficacia tan reclamada a la labor judicial”.

Justicia Federal en las provincias

El tercer título apunta a fortalecer la Justicia Federal en las provincias y recoge un proyecto impulsado por senadores macristas en el marco del programa “Justicia 2020”, que llegó a tener trámite parlamentario y que a su vez tomaba en consideración 114 proyectos presentados a partir de 2008. La iniciativa prevé la creación de 94 juzgados federales de primera instancia a lo largo y ancho del país, que en principio operarán con funcionarios y empleados de secretarías penales ya existentes. La acusación pública en las provincias se fortalecerá con la creación de 85 nuevos cargos de fiscales y de 23 defensores.

Pautas para los jueces

El último título del proyecto busca reestablecer las pautas de actuación de los jueces federales que había dispuesto el Congreso mediante la ley 27.146. Mauricio Macri la suspendió por decreto apenas asumió como presidente, por motivos comprensibles si se considera la relación de su gobierno con Comodoro Py. Las normas que todo juez federal debería volver a respetar si se aprueba la reforma judicial son, textualmente:

a) Mantener un trato equivalente con las partes, sus representantes y abogados.

b) Evitar comportamientos que indiquen favoritismo, predisposición o prejuicio respecto de cualquiera de las partes.

c) Garantizar que las personas reciban un trato digno e igualitario.

d) Ejercer sus funciones libres de interferencias.

e) Comunicar al Consejo de la Magistratura de la Nación cualquier intento de influencia en sus decisiones por parte de poderes políticos o económicos, miembros del Poder Judicial, Ejecutivo o Legislativo, amistades o grupos de presión de cualquier índole, y solicitar las medidas necesarias para su resguardo.

f) Evitar que el clamor público y el miedo a la crítica incidan en sus decisiones, y en ningún caso deberán actuar en base a consideraciones de popularidad, notoriedad u otras motivaciones impropias.

g) Evitar valerse del cargo para promover o defender intereses privados, transmitir ni permitir que otros transmitan la impresión de que se hallan en una posición especial para influenciar.

El proyecto plantea que el incumplimiento de cualquiera de las pautas citadas constituya causal grave de mal desempeño, más allá de las sanciones administrativas y penales que pudieran corresponder.

miércoles, 29 de julio de 2020

la formalizacion de los trabajadores informales


Tuvo 100 mil inscriptos en la primera semana
Cinco claves sobre el flamante Registro de Trabajadores de la Economía Popular
Alex Roig, secretario Académico de la Universidad de San Martín y asesor de la Secretaría de Economía Social, da detalles de la iniciativa. 
Por Laura Vales          
          

"Hay que definir cuál es el mínimo que debe cobrar un cartonero, o alguien que trabaja en el cuidado, o en un comedor", explican.  


Imagen: Guadalupe Lombardo
El Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (Renatep) tuvo 100 mil inscriptos en su primera semana de funcionamiento. Creado en el ámbito del Ministerio de Desarrollo Social, concreta un viejo reclamo de las organizaciones sociales: tener una herramienta para conocer cuántos son, dónde trabajan y con qué actividades generan sus ingresos quienes están fuera del mercado del empleo. El registro servirá para armar un mapa que permita entender cómo producen millones de argentinos que no tienen empleo pero sí trabajo. Vendedores ambulantes, feriantes, artesanos, cartoneros, recicladores, quinteros, cocineros de los comedores populares, agentes de salud barriales, integrantes de las cuadrillas de limpieza… la lista es larga. El sociólogo Alex Roig -investigador, secretario académico de la Universidad de San Martín, asesor de la secretaría de Economía Social y militante del Movimiento Evita- fue uno de los encargados de diseñar el registro. En esta nota, explica su sentido y objetivos.
1- ¿Por qué un registro?

“Lo que define la economía popular son trabajadores que generan su propio trabajo y, sus propios ingresos. El problema es que todos esos trabajadores no son reconocidos por el Estado, aunque estimamos que suman alrededor de 6 millones. Hoy en día hay 550 mil planes sociales. O sea, contrariamente a los imaginarios sociales, sólo el 10 por ciento de la economía popular recibe algún tipo transferencia por parte del estado vinculado a su trabajo. Esto significa --y el Ingreso Familiar de Emergencia lo mostró--que la mayoría de los trabajadores de la economía popular viven de su trabajo, no de la ayuda del Estado. Son 6 millones de trabajadores -el 25 por ciento de la Población Económicamente Activa- que no tienen ningún marco institucional para desarrollar su actividad, y esta es una situación duradera; aún más después de la pandemia”.

2- ¿Para qué hacer políticas destinadas la economía popular?

“Planteamos que hay que darle institucionalidad al sector porque entendemos que hay explicaciones, procesos sociales que generaron la desvalorización de su trabajo. Que un cartonero gane menos que un recolector de basura en el sector formal, o que un agricultor esté menos valorizado en la agricultura familiar que en la agroindustria tiene que ver con procesos sociales. Y es función del Estado, de la misma forma en que en algún momento intervino en la relación entre patrones y trabajadores en el sector formal, intervenir ahora reconociendo trabajo y derechos vinculados a estas formas de trabajo”.
3- ¿Cómo podría el estado revalorizar estos trabajos?
“Esos procesos de desvalorización pueden mirarse a través de de cinco grandes relaciones con el capital: relaciones fiscales, financieras, laborales, comerciales y de saber”.
“En lo financiero, los sectores populares son los que pagan las tasas de intereses más altas. Hasta tres o cuatro veces tasas más altas que los sectores medios, porque están fuera del sistema bancario”. “Hoy los beneficiarios de planes sociales están banelquizados, pero no bancarizados, porque las cuentas no son propias, sino del Ministerio. Estamos desarrollando mecanismos para que cada trabajador del Renatep tenga su propia cuenta y a través de eso pueda acceder a créditos a intereses normales”.
“En lo comercial es importante trabajar los circuitos de ferias, compre social y compre estatal, armar una trama comercial que permita un comercio más justo”.
“En lo fiscal estamos trabajando para que los trabajadores de la economía popular puedan facturar y paguen impuestos progresivos, no regresivos como los pagan hoy en día. Porque no es cierto que no los paguen: pagan impuestos al consumo. Y los que tiene monotributo social, pagan proporcionalmente mucho más que las categorías más altas del monotributo”.
“En cuanto a los saberes, en los trabajos de cuidado, por ejemplo, hay un montón de saberes que existen pero que no son reconocidos. Tener certificaciones de esos saberes valorizaría el trabajo”.
“En lo laboral hoy tenemos la herramienta del salario social complementario, a través del Potenciar Trabajo, que ya no tiene un lógica de plan social sino que es una remuneración que complementa el trabajo ya existente, o sea que es un proceso de valorización del trabajo. El tema es que en la Argentina los derechos están vinculados al empleo y no al trabajo, pero lo que la economía popular mostró es que hay trabajo aunque no haya empleo”.
4- ¿En qué prestaciones se podrían concretar derechos laborales?

“En una ART de la economía popular, por ejemplo (hoy es muy caro para las cooperativas sacar un seguro de trabajo). En el reconocimiento de la jubilación, porque hoy a una personas no tuvo ningún tipo de aporte formal el estado le reconoce la mínima (un caso gráfico es el de los trabajadores de empresas recuperadas), pero sabemos que si viene un gobierno de derecha podría perfectamente no reconocerlo, es muy frágil esa situación. Por eso queremos que haya acreditación de los aportes de la economía popular”.
5- ¿Cómo pensar el salario de los trabajadores de la economía popular?
“Nosotros queremos ir, y eso es difícil de explicar, hacia la definición de salario de convenio por rama de actividad. La idea es definir cuál es el mínimo que debe cobrar un cartonero, alguien que trabaja en el cuidado, en un comedor o merendero. ¿Cuál debe ser su ingreso? Eso implica organizar discusiones salariales dentro de la sociedad. Es una nueva discusión porque no es ni la discusión paritaria privada a través de un convenio colectivo de trabajo ni son funcionarios públicos. Es decir que hay que generar nuevos mecanismos de referencia de valor para la economía popular”.
“El Registro de Trabajadores de la Economía Popular va a ser una herramienta para acceder a derechos. Es es el primer paso hacia la laboralización de la política social, una herramienta para poder asociar a una actividad un conjunto de derechos y remuneraciones vinculadas al trabajo”.