Fte. Zaiat Alfredo. P.12 Bs.As. Argentina 20-11-2022
El castigo a los
trabajadores es global[1]
Una reciente encuesta mundial realizada
por la Confederación Sindical Internacional (CSI) muestra las
demandas de los trabajadores en el contexto de la pos-pandemia.
Los resultados están basados en consultas que
abarcan la población adulta de Alemania, Argentina,
Australia, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, Corea del Sur, Egipto, Estados
Unidos, Francia, India, Indonesia, Japón, México, Reino Unido y Sudáfrica.
El estudio de campo se llevó a cabo del 22 de junio
al 6 de julio de 2022 cubriendo 17 países de diversos continentes,
representando a 2200 millones de
personas mayores de 18 años.
Diagnóstico demoledor
En la presentación de los resultados de la encuesta
mundial, la Conferencia Sindical Internacional (CSI) apunta que las desigualdades e injusticias del sistema
económico, con sus enormes déficits en cuanto a la regulación corporativa y
financiera, “han quedado brutalmente
expuestas y se han profundizado masivamente con la pandemia”.
La organización mundial de sindicatos critica que
las deficientes respuestas de los gobiernos a la actual pandemia están
generando más precariedad, desigualdad y una profunda crisis de salud
pública.
La Encuesta Mundial 2022 de la CSI ofrece una
visión descarnada de un mundo precario al borde de la recesión, para señalar
que “los propios pilares de la democracia y la economía mundial se han
hecho añicos” y observar que los gobiernos, acorralados por la codicia
corporativa, “no han actuado en interés de los trabajadores y las
trabajadoras”.
Advierte que los derechos de los
trabajadores están en peligro, la violencia y el acoso en el trabajo van en
aumento y la población tiene miedo de denunciar la mala praxis empresarial.
Indica que los motores del progreso social y
económico se han estancado, los salarios no siguen el ritmo del costo de la
vida, hay una crisis mundial de empleo y “un arraigado pesimismo que
duda mucho que la próxima generación encuentre trabajo”.
La encuesta revela que en uno de cada dos hogares
se ha perdido algún empleo y horas de trabajo… “La població vive en un
sistema económico que favorece los intereses de los ricos y los poderosos -y
que funciona fatal-, mientras los servicios públicos básicos, como la sanidad,
están al límite”, apunta el informe.
Plantea que los objetivos de un progreso social y
económico inclusivo, con una prosperidad compartida y un futuro sostenible,
parecen estar fuera del alcance de muchas personas.
Para proponer un nuevo contrato social que esté basado en seis reivindicaciones:
empleo, derechos, salarios, protección social, igualdad e inclusión.
Existe una fuerte fragmentación del
mercado de trabajo en su conjunto y al interior de los registrados.
Qué piensan los trabajadores
La Encuesta Mundial 2022 de
la CSI ofrece indicadores de la actual fragilidad social y medioambiental: a
dos tercios (66%) de las personas les preocupa el cambio climático.
Las siguientes conclusiones dejan en claro la
urgente necesidad de reparar y establecer un plan de acción para que gobiernos
y empresas puedan proporcionar un nuevo contrato social.
Los principales reclamos e inquietudes de las y los
trabajadoras/es son los siguientes:
· Crisis global de
empleo: en los últimos dos años en el 43 % de las familias se ha perdido algún
empleo u horas de trabajo. Dos tercios (66 %) de las personas están preocupadas
por la pérdida de empleo.
· Uno de los motores
del progreso económico y social se ha paralizado y ha
disminuido la esperanza de que a la próxima generación le vaya mejor.
El 38 % de las personas cree que es poco probable que la próxima
generación encuentre un trabajo decente.
· Los ciudadanos
quieren un plan nacional oficial de empleo: el 69 % quiere que su
gobierno se esfuerce más para crear puestos de trabajo invirtiendo en la
economía del cuidado.
· En todo el
mundo los derechos de los
trabajadores y las trabajadoras están en peligro: al 55 % de las
personas le preocupa el debilitamiento de la legislación laboral y al 47 % las
restricciones al derecho de protesta.
· Proponen terminar
con el modelo de las abusivas cadenas de suministro globales: el 81%
está a favor de las leyes nacionales e internacionales que obligan a las
empresas a rendir cuentas por los abusos contra el medio ambiente y las
violaciones de los derechos laborales que se cometen en sus cadenas de
suministro.
· Dos de cada tres
personas (67 %) creen que los sindicatos tienen un papel importante que
desempeñar en la sociedad.
· Existe una crisis
generalizada por el alza del costo de la vida: uno de cada dos hogares (51 %)
afirma que sus ingresos se están quedando por detrás de la inflación (frente al
43% en 2020). El 76% señala que sus ingresos están estancados o se han quedado
atrás. Uno de cada diez no dispone de ingresos suficientes para cubrir sus
necesidades básicas.
· El 72% de las
personas no cree que el salario mínimo sea suficiente para llevar una
vida digna, y esta opinión abunda más entre las mujeres que entre los
hombres.
· Existe acuerdo
acerca de terminar con la avaricia corporativa e impedir que
las empresas se aprovechen. Así piensa el 72% que afirma que el gobierno es
responsable de garantizar que la ciudadanía tenga un costo de la vida
razonable.
· El 68% de las
personas quiere que su gobierno trabaje para conseguir incrementos
salariales para los trabajadores y las trabajadoras.
· Los ciudadanos
quieren el acceso a una sanidad pública gratuita y de calidad: al
67% de las personas les preocupa la
capacidad del sistema sanitario para hacer frente a los desafíos actuales.
· * La economía
mundial es injusta con los trabajadores y las trabajadoras: más de dos tercios
de las personas (69%) cree que el sistema económico favorece a los ricos, el 64%
cree que el sistema económico de su país es malo, frente al 52% que se registró
en la Encuesta Mundial de 2020.
Un nuevo contrato social
La encuesta global a trabajadores muestra que aquí
como en otros países existe una amplia base social para enfrentar los
desafíos económicos y laborales inmediatos, enfrentando los
privilegios de las corporaciones y las fuerzas políticas que defienden esos
intereses.
Sharan Burrow, secretaria
general de la CSI,
propone entonces, a partir de los resultados de la encuesta mundial entre
trabajadores, que “urge más que nunca disponer de un nuevo contrato social para que la economía esté al
servicio de la humanidad y para salvar a las personas y al planeta de las amenazas
de destrucción”.
Para concluir que sólo con el poder de los
trabajadores organizados se podrá lograr este nuevo contrato social
para sentar “las bases para la democracia, la igualdad, una prosperidad
compartida y la resiliencia necesaria para superar los retos a los que
se enfrenta la población en todo el mundo”.