Autor: Pedro Bollea Profesor de Historia
Diario La Capital Rosario - Sábado 22 de Septiembre de 2018
La especulación financiera, ¿qué es? Me propongo explicarlo de manera sencilla. Es una modalidad de la economía por la que algunas personas se hacen ricas sin trabajar ni crear trabajo. Hacen que surja dinero del dinero, es decir hacen que el dinero se reproduzca pero sin crear nada nuevo. El dinero siempre es una expresión simbólica de un valor real. Un billete de 1.000 pesos está diciendo que en algún lugar de esa sociedad hay un valor real de 1.000. Si alguien invierte 1.000 en una actividad de especulación y obtiene en poco tiempo 500 de ganancia no significa que creó un valor de 500 sino que lo sacó de otro lado. Esos 500 ya existían, estaban en otra parte y en otras manos. El especulador consiguió apropiárselo de callado, sin que nadie se enterara. Es como si los 1.000 fueran un anzuelo y los 500 el pescado. El anzuelo no creó al pescado sino que lo atrapó. ¿De quién era el "pescado" y de dónde salió? Ya lo veremos.
Trabajo
El padre de la ciencia económica Adam Smith descubrió en el siglo XVIII que lo único que tiene valor es lo que el trabajo produce. Si el oro tiene mucho valor es porque da mucho trabajo extraerlo. El trabajo es la única manera de crear valor y el único que puede hacerlo es el ser humano. Un buey que tira el arado no crea valor, pero el hombre que lo dirige sí. Una sociedad, la argentina, pongamos por ejemplo, produce todo los días valor a través de los millones de personas que trabajan. Algunas están en la industria y fabrican distintos objetos, muebles, bicicletas, automotores, cocinas, lavarropas, viviendas, caminos, etcétera. Otras cultivan maíz, trigo, frutas, hortalizas. Otras crían vacas, cerdos, gallinas. Otras no producen bienes materiales sino servicios para los demás: son comerciantes, maestros, periodistas, médicos, bancarios, empleados de la EPE, mecánicos, empleados de limpieza, choferes. Es fácil identificarlos: son las personas que salen a trabajar por la mañana y cuando llegan a sus casas a la noche tienen olor a cuerpo en la ropa: han estado "poniendo el lomo", "mojando la camiseta", creando valor. Pero no lo llevan consigo a su casa cuando regresan, sino que participan de ese fondo a través de su salario, sus honorarios o, si son empresarios, de su utilidad. Esa participación no es igualitaria. Toda esa gente vive de una parte del valor que ha producido trabajando.
Haciendo nada
Hay personas que hacen fortunas sin haber hecho nada de lo anterior. No han fabricado, ni cultivado, ni enseñado, ni curado, ni transportado ni nada de nada. El resto de las personas de la sociedad no han recibido de ellas ninguna utilidad. Sin embargo, qué generosa es la vida: los premia con la fortuna y les condona la obligación de trabajar. Son pocas pero son, y cuando todos estamos trabajando o descansando de las fatigas del trabajo ellos hacen plata sin fatiga alguna. No son inteligentes salvo que consideremos inteligencia a la astucia. De hecho, ni Einstein, ni Aristóteles, ni Leloir, ni Borges se dedicaron nunca a la especulación. ¿Por qué? Porque eran inteligentes, no astutos. Beneficiaron a la humanidad con su inteligencia, porque la astucia es una cualidad que se practica en daño de los demás.
De la nada, nada viene
Pero si esta gente obtiene cantidades sin haber trabajado, ¿de dónde salió ese dinero que fue a a sus manos? Porque cualquiera sabe que de la nada, nada viene. Viene del inmenso grupo de los que han trabajado y creado valor. ¿De qué manera parte de ese valor que los trabajadores hemos creado ha ido a parar a sus manitos manicuradas? Viene a través de un complejísimo proceso de intermediaciones, filtraciones, entrecruzamientos y bifurcaciones que es imposible de reconstruir en cada caso particular. Es como tratar de saber de dónde vino la gota de rocío que esta mañana temprano estaba en el cuarto pétalo de la flor de malvón del patio. Podemos pensar que el mes anterior era parte de un charco en un camino rural próximo a la localidad de Funes y que luego se evaporó y fue como nube a descargarse en el sur de Córdoba, siguió el Arroyo Tortugas hasta el Carcarañá y luego pasó al Paraná. Un soplo del Este lo puso esta madrugada en el malvón. Imposible reconstruir su recorrido exacto. Pero tenemos una forma infalible de constatar ese proceso a través de sus resultados.
Resultados
Si los trabajadores no han disminuido su cantidad de trabajo habitual y ven que empiezan a mermar lo que pueden hacer con sus ingresos es porque eso que se le está escurriendo de las manos va a para a quien no trabaja. Antes íban al cine y ahora no, antes comían carne o pescado todos los días y ahora un par de veces por semana, antes salían de vacaciones dos veces al año y ahora van a casa de los parientes una sola vez, antes tenían una prepaga y ahora no, antes cambiaban el auto cada tres años y ahora lo hacen tirar hasta cuando sea. Pero si perdieron el trabajo, entonces además de todas esas mermas verán disminuir sus bienes: tendrán que vender el auto, la moto o la bicicleta, el terrenito que tenían en tal loteo y si las cosas siguen por ese camino, la casa.
Todas estas pérdidas son la constatación de que en un largo y oculto proceso similar al de la gota de rocío lo que los trabajadores van perdiendo va a parar a manos de los especuladores. Porque en la economía como en la naturaleza todo lo que no está en un lugar está en otro.
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