El management del terror...mata...la experiencia Argentina y Francesa en un documental notable
RETIROS (IN)VOLUNTARIOS
Cuando el sufrimiento en el trabajo mata
POR DAMIÁN PIERBATTISTI NOV 21, 2021
Retiros
(in)voluntarios pude verse en el Cine Gaumont, a las 20, hasta el miércoles.
El sociólogo francés Émile Durkheim
sostenía, en su célebre investigación El suicidio, estudio de
sociología, que todo suicidio está dirigido a alguien.
El 14 de julio de 2009 se quitó la
vida un trabajador telefónico de Marsella, dejando una carta en la que atribuye tal
decisión al ‟management por el
terror” impuesto en France Télécom desde el inicio del presente
siglo. ‟Yo me suicido a causa de mi trabajo en France
Télécom (subrayado en el texto).
Urgencia permanente, sobrecarga de trabajo, ausencia de formación,
desorganización total de la empresa. ¡Management por el
terror! Esto me desorganizó y perturbó totalmente. Me convertí en una ruina. Es
preciso terminar con esto”. Y culmina diciendo: ‟Yo
sé que muchas personas van a decir que
hay otras causas además
de mi trabajo (soy soltero, no me casé, no tengo hijos, etc.). Otros dirán que no aceptaba envejecer. Pero no,
con todo eso siempre me la rebusqué bastante bien. Es el trabajo la única
causa”.
Este suicidio rompió los sólidos
barrotes del silencio incómodo detrás de los cuales se escondía la “ola de
suicidios” que se había desatado años antes. Retiros (in)voluntarios, amenazas
de desplazamientos intempestivos, deslocalizaciones planificadas, polivalencias
forzadas y avasallamiento de los derechos laborales constituyeron los pilares
del nuevo management que implementaría France Télécom en
Francia. Patrick Ackermann, secretario adjunto del sindicato Sud-PTT, sostuvo
en una extensa entrevista que le realizáramos en Francia lo siguiente: “De 1996 a 2001 hubo dos elementos
estratégicos: la cuestión de la supresión de empleos y la mutación de una
empresa pública a una empresa comercial. Ya por aquel entonces se advertía la
imposición de un nuevo modelo de management:
individualización de las carreras laborales, endurecimiento de la jerarquía,
restructuraciones permanentes, fractura de los sindicatos y de la solidaridad
entre los trabajadores y pérdida de una noción de oficio (esto es importante
porque en la empresa pública los trabajadores tenían un oficio a partir del
cual hacer una carrera)”.
Hacia fines de 2008 se alcanzará el
objetivo de reducir fuertemente el plantel profesional de France Télécom:
22.450 personas dejaron la empresa y 14.000 cambiaron de oficio. En total,
entre 2001 y 2008 se redujo un 30% la cantidad de trabajadores, suprimiéndose
44.700 puestos de trabajo, de los cuales el 94% estaba compuesto por empleados
públicos, es decir trabajadores que supuestamente tenían una estabilidad
laboral de por vida.
Del orgullo de formar parte de una
empresa pública estratégica y prestigiosa a integrar una cadena de mandos cuya
racionalidad estaba sesgada por la necesidad de incrementar la rentabilidad
capitalista, los trabajadores telefónicos franceses se fueron demoliendo física
y psíquicamente. En tal sentido, es preciso remarcar que los suicidios son la
punta de un iceberg debajo del cual se observan diversas
somatizaciones del sufrimiento en el trabajo: problemas cardíacos, depresión,
insomnio, alcoholismo, medicación psiquiátrica, violencia familiar, ataques de
pánico, entre otras tantas dolencias.
Es importante remarcar este aspecto
dado que en Francia, como lo resaltáramos más arriba, los trabajadores gozaban
del estatuto de funcionario público, lo que impedía producir despidos. Este
motivo se encuentra en la base de la violenta ofensiva contra los trabajadores,
que se vería signada por las presiones descriptas. A lo cual es preciso agregar
que la fragmentación sindical obstaculizó la posibilidad de dar una respuesta
unificada al embate capitalista sobre la fuerza de trabajo. Ahora bien, hay un
elemento que ignora la opinión pública francesa, incluyendo al ámbito
académico, que refiere al profundo desconocimiento de la actuación de France
Télécom allende la frontera del Hexágono.
La privatización de ENTel constituyó
el laboratorio social que una década más tarde se replicaría en Francia, aunque
con una dosis de crueldad y sadismo que supera, con creces, a la experiencia
argentina. En el documental Retiros (in)voluntarios nos
propusimos, con la cineasta Sandra Gugliotta, poner a prueba esta hipótesis y
lo que pudimos registrar es el isomorfismo existente entre ambos procesos
privatizadores (ENTel y France Télécom). Tanto en uno como en el otro primó un
criterio de gestión individualista e individualizante, que se correspondía con
la necesidad de “reconvertirse” en el duro tránsito de una empresa pública a
una privada.
Un alto cuadro del área de Recursos
Humanos de Telefónica de Argentina me decía en mayo de 2000: “Se busca
fundamentalmente gente flexible. Flexibles a los cambios, abiertos al
aprendizaje y al auto-aprendizaje. Es decir, el mensaje es el siguiente: el
gerente del desarrollo individual son ustedes mismos. Entonces la empresa da
toda una serie de herramientas, de mecanismos, de cursos de formación. Se
invierte mucho en formación, pero el motor de cambio y de actualización debe
ser usted mismo. Así, se busca este tipo de empleado. Pero también buscamos una
orientación hacia los resultados. Empleados orientados a resultados. Orientados
a la calidad, pero si la calidad supone que hay que esperar tres años para
alcanzarla, no va. La prioridad es el resultado. Es decir, se busca la
pro-actividad, un perfil de empleado pro-activo, resolutivo. Pero también una
cuestión de trabajo en equipo. Se privilegia mucho el tipo de empleado que
obtiene resultados. Pero es necesario que obtenga tales resultados en una buena
relación con el grupo en el cual se encuentra. Si hablamos de un nivel de
conducción, queremos que esta persona pueda obtener resultados pero en un buen
clima de trabajo, si es posible. Nosotros cuestionamos mucho el tipo de
liderazgo autocrático, autoritario. Esto no quiere decir que no haya algunos
casos, pero saben bien que están en la mira. O, al menos, saben que eso no está
bien. Digamos, esta es la cultura que deseamos” (Pierbattisti, D.: La
privatización de los cuerpos, pág. 166).
De este modo, una grilla de
inteligibilidad económica pasó a constituir el tamiz a partir del cual
conservar, o no, el puesto de trabajo. La individualización de la relación
capital-trabajo, en un contexto donde se verificaba un notable incremento del
desempleo en la Argentina (que pasó del 6,2% en octubre de 1990 al 18,4% en
mayo de 1995) dio lugar a una nueva denominación de los retiros voluntarios: a
partir de la crisis del tequila en 1995 y ya incorporando al análisis los
fracasos comerciales emprendidos por los ex-trabajadores de ENTel que habían
aceptado los retiros (in)voluntarios previamente, los trabajadores telefónicos
argentinos comenzaron a priorizar la permanencia en la empresa antes de
experimentar la fallida suerte de sus ex compañeros de trabajo, que habían
aceptado los retiros (in)voluntarios. Estos pasaron a llamarse retiros
voluntarios “inducidos”, término que permitiría vislumbrar el incremento de las
presiones para que los trabajadores dejen la empresa.
Además de imponer la mencionada grilla
de inteligibilidad económica a partir de la cual tamizar todo comportamiento
social, rasgo distintivo de la Escuela de Chicago (y de su teoría del capital
humano), tal como lo señalara Foucault en Nacimiento de la biopolítica,
pudimos verificar, en ambos márgenes del Atlántico, una suerte de
“trazabilidad” de la gestión de los recursos humanos. Esto nos condujo a
formular una nueva hipótesis de trabajo: la globalización capitalista
neoliberal, al tiempo que arrasa con las particularidades culturales y de
gestión en cada país, tiende a homogeneizar los modelos de management de
la fuerza de trabajo.
Mientras las masas tiraban abajo el
Muro de Berlín, marcando el punto de partida de la hegemonía neoliberal a
escala planetaria, el economista y antropólogo francés Phillipe d’Iribarne
publicaba en 1990 su ensayo La lógica del honor. Allí sostenía que,
debido a la herencia de las asociaciones gremiales formadas en el medioevo
francés, difícilmente podría instalarse algún día en Francia el “management por
objetivos”, como ocurría en los Estados Unidos. Pues bien, el management por
objetivos no sólo se impuso en Francia sino que constituyó la base sobre la
cual se apoyaría la gestión de recursos humanos llevada a cabo por France
Télécom. El sufrimiento en el trabajo se encuentra íntimamente ligado a la
imposición de objetivos laborales imposibles de cumplir, lo que respondía al
objetivo estratégico de suprimir la mayor cantidad de empleos posibles, tal
como terminó ocurriendo.
En ambos procesos privatizadores
encontramos una característica similar que articula el objetivo estratégico de
incrementar la productividad laboral y, al mismo tiempo, impulsar una drástica
reducción del personal ocupado. Esto se traduce en la imposición de un modelo
de management anclado en una extensa reticulación
disciplinaria, profundamente individualizante, que procura doblegar la moral de
los trabajadores atomizando su poder colectivo.
Para lograr esto fue –y es– preciso
atacar frontalmente al movimiento obrero organizado. Este ataque estratégico es
el que permite producir un extraordinario proceso de individualización y
disciplinamiento de la fuerza de trabajo, condición indispensable para imponer
los nuevos parámetros organizativos que desplegaron los procesos
privatizadores.
Ahora bien, ¿por qué razón en la
Argentina no se produjo el fenómeno que continúa asolando a los trabajadores
franceses de France Télécom? Entre otras razones porque en 1997 asume en FOETRA
una conducción que consiguió revertir la degradación de las condiciones laborales
impuestas por la privatización de ENTel, algo que los trabajadores franceses no
pudieron alcanzar aún.
Por último, cabe destacar que este
documental pone de relieve la centralidad que asumen las ciencias sociales para
conocer, y transformar, la normalizada inhumanidad que acompaña a la expansión
del orden social capitalista neoliberal y que lejos está de verse en crisis.
* Damián Pierbattisti es investigador
del CONICET (CITRA) y profesor titular de la carrera de Sociología.
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