El crimen político del Profesor Jorge A.
Freytter Romero.
Paralelismos dolorosos entre Colombia
y Argentina[1]
Luis Raffaghelli*[2]
La violencia política es una nota
histórica de nuestros países latinoamericanos, en el marco de la desigualdad
social más grande del planeta.
El Terrorismo de Estado fue una de las
respuestas desde varios regímenes políticos antidemocráticos y de facto, con
miles de presos, desaparecidos y asesinados, muy notorio en Colombia y Argentina
en el transcurso de los últimos cincuenta años.
El asesinato del Profesor Jorge A.
Freytter Romero, de la Universidad del Atlántico de Barranquilla, Colombia el
28-8-2001, se inscribe en ese marco de violencia para-estatal, con 140 casos de
víctimas de Estado, entre estudiantes, docentes y dirigentes sindicales, como
surge del informe presentado en la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad
(CEV) y la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) y que ahora se visibiliza en
Europa.
Las luchas universitarias en la hermana
Colombia, se ha desarrollado frente a tres elementos claves[3]:
*La privatización de la enseñanza de la
educación superior, impulsada por gobiernos de tendencia neoliberal.
*La persecución al Pensamiento Crítico a
través de la represión de las marchas estudiantiles, los montajes judiciales,
el exilio forzoso, las estigmatizaciones al profesorado, estudiantes y
sindicalistas considerados ´enemigos internos.
*La lucha de la autonomía en los centros
universitarios.
Este proceso de recuperación de la memoria
y verdad históricas tiene conexión y continuidad, con las manifestaciones
populares que cuestionan severamente el estado de cosas, en Colombia, como ha
ocurrido también en Chile.
La actualización y difusión del crimen de
lesa humanidad del Profesor Jorge A. Freitter Romero, impulsado por el Profesor
Jorge Freitter – Florian, a 20 años del mismo, es de gran importancia para
desmontar el ocultamiento e impunidad por los gravísimos hechos y castigar a
los culpables de violación de derechos humanos fundamentales como la vida y la
libertad.
Freytter Romero fue profesor de la
Universidad del Atlántico por más de 20 años, tiempo durante el cual participó
activamente en las luchas sindicales.
Hay evidencias que en su secuestro, tortura
y asesinato intervinieron mancomunadamente agentes de operaciones especiales
del Gaula (unidad de lucha contra el secuestro) del departamento del Atlántico,
miembros del DAS y estructuras paramilitares del Bloque Norte y el Ejercito[4].
Este
homicidio se suma a una serie de crímenes que se cometieron en contra de
miembros de la comunidad académica de la Universidad del Atlántico, que
manifestaron ser opositores de la administración del ente educativo y que
realizaron denuncias por irregularidades y situaciones de corrupción al
interior de esta institución pedagógica[5].
El ciclo se componía de seis hechos
victimizantes: estigma, amenaza, desplazamiento, hostigamientos, detenciones
arbitrarias y finalmente el homicidio.
En dicha Universidad, según lo
registra el universo de víctimas construido en el proceso de investigación, se
dieron 79 de estos hechos distribuidos entre amenazas (36), desplazamiento
(18), homicidios (22) y muertes por artefacto explosivo (6) relacionados con la presencia paramilitar en
la institución, conforme surge de un fundado estudio de tales circunstancias[6].
De dicho estudio se desprende que
fueron declarados objetivos militares sindicalistas, activistas de derechos
humanos, líderes sociales y comunitarios, bajo la asignación de “ser auxiliadores de la subversión”,
generando un estigma que incorporó en el imaginario colectivo la idea de:
guerrilla-organizaciones sociales.
La lucha por memoria verdad y justicia
son banderas vigentes en Argentina, luego de la violenta dictadura cívico
militar que dejó treinta mil desaparecidos y miles de detenidos políticos en el
periodo 1976-1983 que interrumpió a sangre y fuego el orden constitucional.
El día 7 de julio fue declarado día
del abogado laboralista y víctima del terrorismo de Estado, para recordar la
desaparición de más de 100 abogados y abogadas en ese tiempo y particularmente
los mártires de la noche de las corbatas, hecho ocurrido en Mar del Plata, en
1977 con el asesinato de los abogados laboralistas Norberto Centeno, Jorge
Candeloro, Manuel Arestín, Tomas Fresneda y Raúl Alais junto a otros tantos
detenidos, por ejercer la defensa de trabajadores y para silenciar a quienes
intentaran reemplazarlos.
Tampoco puede obviarse la tristemente
conocida como “noche de los lápices” en setiembre de 1976 cuando fueron
detenidos desaparecidos diez estudiantes del ciclo secundario.
Ni tampoco el secuestro, detención y
asesinato de cientos de trabajadores docentes y no docentes, como de estudiantes
universitarios.
En América Latina, este proceso por la
verdad y lucha por los derechos humanos es creciente, pese a gobiernos regionales,
que intentan frenarlo y como se ha dicho en el marco de desmonte de las
dictaduras, el impulso de las organizaciones de los derechos humanos por
conocer la trama de lo ocurrido y necesidades políticas de fortalecimientos de
identidades, a partir de impulsar nuevas narrativas sobre los pasados más
cercanos[7].
La conexión con éstos hechos dolorosos
nos une, pero también nos da fuerzas para conseguir sociedades justas, con
democracia, libertad política y justicia social.
Buenos Aires, 26 de junio de 2021.
[1] Colaboración con motivo de la Presentación y
socialización del Informe: ‘Universidades Públicas Bajo Sospecha: Represión
estatal a estudiantes, profesorado y sindicalistas en Colombia (2000 –2019)
organizado por la Asociación Freytter Elkartea a cargo de Jorge FREYTTER-FLORIAN, Bilbao, España junio de 2021.
[2] Juez
titular de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Buenos Aires,
Argentina. Cofundador y ex presidente de la Asociación Nacional de Jueces y
Juezas del Trabajo. Actual Director Académico.
[3] Elementos
contenidos en el informe cita 1.
[5]
Fuente cita anterior.
[6]Muriel
Jiménez Ortega45 HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local ISSN:
2145-132X [vol 10, No. 21] Enero - junio de 2019E; José Corena Puentes;
Christian Maldonado Badrán.
[7] Estudio citado
nota anterior.
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