P12 5 de junio de 2014
Ricardo Forster fue designado en la flamante Secretaría para el Pensamiento Nacional
“Vamos a federalizar el debate”
El cargo será secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional y funcionará en el ámbito del nuevo Ministerio de Cultura. Forster plantea avivar el debate “sobre los temas del presente y del futuro”.
Por Julián Bruschtein
El filósofo Ricardo Forster sostiene que se encuentra lejos de la doctrina del “dogmatismo o del pensamiento único”.
“No vengo de la línea San Martín, Rosas, Perón, y de
esos tres hubiera elegido a San Martín. Es un desafío interesante que va
a tener un componente totalmente abierto”, aseguró el flamante
secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, el
filósofo Ricardo Forster. El fundador de Carta Abierta junto a otros
intelectuales fue designado en una de las secretarías del Ministerio de
Cultura que está a cargo de Teresa Parodi. “Vamos a intentar armar una
secretaría que sea capaz de articular la complejidad de la historia
intelectual argentina, la historia política e ideológica, y que sea
capaz de discutir los temas del presente y del futuro, ése es el
objetivo”, señaló Forster poniendo sobre la mesa los ejes de su gestión.
La creación de una secretaría como en la que fue designado es toda una novedad. ¿Cómo está pensando ponerla en funcionamiento?
Vamos a federalizar el debate y la discusión. Por esas casualidades, esta semana voy a San Martín de los Andes a dar un par de conferencias sobre la actualidad argentina y latinoamericana y ya lo inscribo dentro de las actividades que se van a dar en la secretaría en el futuro. Seguramente no va a ser más diferente a lo que hemos venido haciendo en los últimos años, que tiene que ver con ir a universidades, a ciudades de provincia, a debatir y a discutir. Seguramente el trabajo pasará por darle más organización, mayor sistematización y armar un equipo, pero trabajando en esa perspectiva.
Dirigentes de la oposición salieron a criticar la conformación de la secretaría, diciendo que se busca “uniformizar el pensamiento”.
Hay una crítica canalla a la que no le corresponde la palabra crítica, sí injuria o descalificación, porque no tiene que ver con un debate de ideas, con una discusión distinta. Si se tomaran la molestia de leer lo que he escrito, lejos van a ver que pueda tener una tradición de dogmatismo o pensamiento único. Es más interesante, por ejemplo, yo no la escuché, pero me dijeron que Beatriz Sarlo hizo primero un recorrido de mi formación intelectual y después dijo que “Ricardo tendrá que preguntarse si ése es el nombre que le corresponde a su tradición intelectual”. Con eso puedo discutir, me parece interesante. Ahora el que dice Goebbels, nazismo, me parece de una bajeza tremenda.
¿Cree que lo atacan por su adhesión al gobierno nacional en vez de evaluar sus antecedentes académicos?
Tengo convicción e ideales políticos, claro. Y creo que es un momento extraordinario de la política argentina y latinoamericana. Para mí es una novedad, nunca estuve en la gestión. Vengo de una formación que podemos llamar de un marxismo crítico, de la Escuela de Frankfurt, de la lectura del postestructuralismo. La verdad que es un absurdo tratar de colocarme en la línea de José María Rosa. No tengo nada contra él, pero no vengo de esa tradición e incluso no vengo del peronismo. En realidad es todo un riesgo que ha tomado Cristina Kirchner al elegirme a mí para ser secretario en el nuevo Ministerio de Cultura.
¿Lo habrá designado justamente por esas características diferentes a las de un funcionario peronista tradicional?
La elección da cuenta de que el proyecto es absolutamente abierto. A mí me interesan (Jorge Luis) Borges, (Domingo Faustino) Sarmiento, e incluso (Bernardino) Rivadavia. Me interesan los jacobinos de la Revolución de Mayo, no vengo de la línea San Martín, Rosas, Perón. Es más, de esos tres hubiera elegido a San Martín. Por eso creo que es un desafío interesante, que va a tener un componente totalmente abierto.
En los fundamentos de la creación de la secretaría se detalla la “responsabilidad primaria de diseñar, coordinar e instrumentar una usina de pensamiento nacional, ajustado a los lineamientos que fije la secretaría”, además de generar “los mecanismos apropiados para la producción de pensamiento e “instrumentar las instancias de investigación y desarrollo”. ¿Cómo imagina la estrategia para lograrlo?
En principio, implica una mirada mucho más federal del país, que se va a encargar de debatir, de generar espacios de charla y foros. Tenemos que generar un espacio que logre vincularse y articular con otros colegas e intelectuales de América latina, porque también es un gran desafío de la región. Hay que investigar cuáles son las necesidades político-regionales y generar ámbitos de encuentro intelectuales con otros países de Latinoamérica.
¿Cómo sintetizaría la función de la secretaría, qué huella quiere imprimirle?
Me parece muy importante que el Ministerio de Cultura cree una secretaría que sea capaz de articular la complejidad de la historia intelectual argentina, la historia política e ideológica. Un espacio institucional que sea capaz de discutir los temas del presente y del futuro. Si se logra armar así, estaría cumplido en gran medida el objetivo.
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